Por Jorge Molina Larrondo
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Uno tiene 80 años y ha sido descrito como “viejo” y “distraído” y se le responsabiliza del pobre desempeño de la economía estadounidense. El otro tiene 77 años -la misma edad que tenía Ronald Reagan al final de su segundo periodo presidencial- y lo definen como “corrupto” y “deshonesto”, además que sus partidarios olvidan que elevó el límite de la deuda pública en casi 50%. Sin embargo, resulta muy difícil considerar un escenario donde Joe Biden y Donald Trump no sean los candidatos en la elección presidencial del martes 5 de noviembre del 2024.
En la última encuesta del New York Times, 54% de aquellos que se definen como Republicanos en Estados Unidos indicaron que votarán por Trump, mientras que el 17% votaría por el actual gobernador de Florida, Ron DeSantis, y un 3% votaría por Mike Pence, quien fuera el vicepresidente de Trump. Estos resultados explican porque Trump no se presentó al primer debate entre quienes aspiran a la candidatura republicana, el pasado 23 de agosto, y como se espera, tampoco lo haga este miércoles 27 de septiembre.
Por su parte, en las encuestas generadas por el partido Demócrata, 35% de aquellos que se definen como Demócratas indicaron que votarían por Biden, 13% por el senador de Vermont Bernie Sanders y 12% por la vicepresidenta Kamala Harris. Sin embargo, Sanders dijo a CNN que esta vez no se postulará y apoyará a Biden, mientras que la vicepresidenta Harris no ha podido construir una plataforma amplia que la apoye. Cabe destacar que el 13% de los encuestados indicaron que aún no tienen preferencia.
Los problemas legales que enfrenta Trump en la ciudad de Washington y en los estados de Florida, Georgia y Nueva York han hecho que muchos empresarios que apoyaron su candidatura en el 2016 no lo harán con miras al 2024. Por eso, inició una campaña entre sus seguidores solicitando fondos para “pagar los gastos de los abogados que lo están representando”. Las aportaciones de ciudadanos y empresas a las campañas de los candidatos a la presidencia en Estados Unidos son deducibles de impuestos.
Para ser presidente de los Estados Unidos, la persona debe ser mayor de 35 años, haber nacido en territorio estadounidense y haber residido en ese país al menos 14 años. No hay ninguna indicación respecto a que la persona electa, o que sea candidata a la presidencia, haya sido convicta de algún delito o incluso si se encuentra purgando una condena en prisión. Cabe aclarar que en este caso, Trump está poniendo a prueba el sistema político de Estados Unidos como nunca nadie lo había hecho.
A pesar de que los abogados de Trump han tratado por todos los medios de retrasar el inicio de los cinco juicios que tiene pendientes de manera que participe en las elecciones primarias, la mayoría de las fechas están fijadas. El primero de ellos arranca el 2 de octubre, en Nueva York, por haber inflado el valor de sus activos para obtener créditos y otros beneficios fiscales. El juicio por su participación en los eventos del 6 de enero del 2021 iniciará el 4 de marzo, un día antes del “Super Martes,” cuando se realizarán las elecciones primarias en 14 estados.
Aún cuando Trump fuera encontrado culpable en alguno de los juicios, cabe la posibilidad de que si gana las elecciones se otorgue a sí mismo un indulto. La única excepción es el caso por tratar de revertir el resultado de la elección en Georgia, que se está llevando a cabo como un caso estatal, no federal, y que se espera sea el que tome más tiempo. Los indultos presidenciales no aplican para delitos estatales.
Finalmente, el resultado del juicio por su participación en los eventos del 6 de enero del 2021 puede generar un precedente para aplicar la 14ª Enmienda Constitucional, que permite descalificar a quienes han apoyado una insurrección habiendo jurado obedecer la Constitución. Esto apenas empieza.
