A pesar de que las estimaciones más optimistas calculan que existe petróleo para cubrir las necesidades mundiales durante los próximos 46 años, tanto los principales productores de crudo, como los países que más lo consumen, tienen planes de transición que van de 25 a 35 años. Por ello, es que el gobierno del presidente Biden aprobó una ley que establece que, a partir del 2030, al menos la mitad de los vehículos nuevos que se vendan en ese país deberán ser cero emisiones, o sea, eléctricos. De la misma manera, la Unión Europea aprobó -no sin fuertes objeciones de Alemania- una directriz para que a partir del 2035, todos los autos nuevos que se vendan en su territorio sean cero emisiones.
Para lograr esta meta, el Congreso estadounidense aprobó en agosto del año pasado la Ley para Reducir la Inflación (conocida por sus siglas en inglés como IRA), que ofrece un subsidio de hasta 7,500 dólares a quienes compren un auto eléctrico durante los próximos siete años y cuya batería contenga al menos 40% de litio, u algún otro mineral definido en la IRA como estratégico, que haya sido producido o procesado en alguno de los países que cuentan con un tratado de libre comercio con Estados Unidos. En este caso, las unidades producidas en México, Canadá y Corea del Sur calificarían para dicho subsidio, lo que las haría más atractivas para los consumidores en la Unión Americana, que las producidas en Europa, Japón o China. De ahí que las autoridades comerciales de la Unión Europea y Japón han estado en negociaciones con el Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) para que sus autos eléctricos también sean sujetos de dicho subsidio.
El principal problema al que se enfrentan hoy los productores de autos eléctricos es la disponibilidad de los minerales necesarios para las baterías. En promedio, se requieren 8 kilos de litio, 14 de cobalto y 20 de manganeso, por lo que el USTR ha negociado acuerdos para tener acceso a estos y otros minerales en diversos países, pues Estados Unidos no cuenta con el litio suficiente para satisfacer la demanda de autos eléctricos. Por ello, el gobierno de Biden esperaba que el gobierno mexicano permitiera al sector privado la exploración y producción de litio en nuestro territorio, sobre todo que se estima que México tiene una reserva probable de 1.7 millones de toneladas, que lo convertiría en la décima reserva a nivel mundial.
Actualmente, China es el principal productor de autos eléctricos en el mundo, sobre todo por ser el principal productor de litio, teniendo una reserva de un millón de toneladas. Durante el primer semestre del año, China vendió a nivel mundial 3.4 millones de autos eléctricos, lo que representa el 55% del total de las ventas de este sector. Se espera que en el 2023 las ventas del sector superen los 14 millones de unidades, lo que representaría un crecimiento del 39% respecto al 2022 y el 18% de las ventas totales de autos.
Hoy en día, para que Estados Unidos y la Unión Europea logren sus metas de ventas de autos eléctricos en los próximos años, tendrían que permitir la venta de unidades chinas, a lo que ambos se oponen. El gobierno estadounidense emitió dos decretos que impiden a sus inversionistas participar en proyectos relacionados con 59 empresas tecnológicas chinas. A su vez, el gobierno de Xi Jinping ha impuesto controles a la exportación de grafito, manganeso, litio y de las demás tierras raras.
La semana pasada, el Comité Selecto sobre China de la Cámara de Representantes solicitó al USTR iniciar una investigación por prácticas comerciales ilegales sobre los vehículos eléctricos que dice que las empresas chinas BYD, Chery y SAIC Motors exportan ilegalmente a Estados Unidos desde México. El tema no es trivial pues si el USTR anuncia en diciembre que procede con la investigación, la industria automotriz de México podría ser sujeta de represalias.