21 de noviembre de 2024 4:47 pm
OPINIÓN

Ampliar el espectro laboral

Me resulta impresionante e incongruente los requisitos para obtener un empleo: Piden al joven de 20 años 5 años de experiencia laboral (lo cual es imposible y hasta ilegal) o si la tienes, ya eres muy grande. Piden personas con altísimas cualificaciones y certificaciones y les ofrecen a cambio un sueldo miserable y en ocasiones hasta ofensivo...

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Por Maribel Gavito


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En esta oportunidad deseo compartir una experiencia reciente en el ámbito laboral con la finalidad de hacernos reflexionar sobre lo poco que valoramos ciertas actividades o condiciones humanas.
Hace poco tiempo, durante una entrevista de trabajo donde yo era la candidata, la mujer que me entrevistó me preguntó: ¿Y qué hiciste durante el tiempo que te dedicaste a ser mamá? La pregunta me llamó la atención viniendo de una mujer cercana a mi edad y que es madre. ¿Qué hice durante este tiempo que fui madre? El ser madre es un trabajo de tiempo completo, no sólo 8 horas diarias, ni de lunes a viernes, ni acaba cuando cierras la computadora. Es un trabajo que empieza el día que te dicen: “Felicidades vas a ser mamá”, que se modifica a lo largo de tiempo y que por lo tanto necesitas ajustarte y actualizarte constantemente y que realmente acaba el día que mueres. Es un trabajo para el cual no estás preparado, que aprendes a cada instante, a veces de forma muy intensa y angustiante y a veces con calma y más tiempo para adaptarte a las circunstancias. Es un trabajo altamente demandante al cual no puedes renunciar cuando estás agotado y que tienes que sacar adelante sin importar tu estado personal ya que la vida y el bienestar de una persona, tu hijo, depende totalmente de ti.
Ahora bien, ¿cuáles son algunas de esas habilidades que se desarrollan en este trabajo? Pues bien, uno se convierte en un experto en las siguientes áreas: Enfermería, nutrición, diagnóstico de gravedad en malestares, administrador del tiempo familiar, personal y del infante, priorización de tareas, resolución de emergencias de todo tipo (desde la médica, hasta la papelería a las 10 de la noche), psicóloga infantil, persona con alto nivel de empatía para detectar y entender problemas no verbalizados, chofer con amplio catálogo de rutas, toma de decisiones, coach personal (deportiva y anímicamente hablando), resolución de problemas de todo tipo y tamaño, conocimiento profundo del individuo a cuidar, guiar, educar, explicar, entretener… eso y muchas cosas más. Hoy en día, que están tan de moda las llamadas “soft skills” para los puestos laborales, los reclutadores no se han dado cuenta que las que somos madres las hemos desarrollado por muchos años. ¿Por qué seguir ninguneando el trabajo más importante? ¿Qué hubiera sido de cada uno de nosotros si nuestra madre no nos hubiera cuidado? ¿Qué al ser un trabajo no remunerado económicamente, pierde su valía?
El ser madre implica una gran responsabilidad y también en ciertos momentos, un gran sacrificio personal en favor de alguien más. Me resulta impresionante e incongruente los requisitos para obtener un empleo: Piden al joven de 20 años 5 años de experiencia laboral (lo cual es imposible y hasta ilegal) o si la tienes, ya eres muy grande. Piden personas con altísimas cualificaciones y certificaciones y les ofrecen a cambio un sueldo miserable y en ocasiones hasta ofensivo. En pocas palabras quieren un Bugatti y pagando por un Vocho (VW sedán).
Existen otras cualidades muy importantes a considerar al contratar a una persona como son: su responsabilidad y compromiso, su actitud ante el trabajo y los compañeros, su honestidad, la calidad de su trabajo, su creatividad. Somos seres humanos perfectibles y adaptables que aportamos mucho más que sólo conocimiento a una empresa o institución. Existe grandeza, dignidad y justicia en un trabajo adecuadamente remunerado, tanto para el empleado como para el empleador.
Recordemos y observemos a nuestro alrededor muchos ejemplos que nos enseñan que la actitud y no la edad, lo es todo en la vida. Como ejemplo les nombro a una serie de octagenarios que literalmente están sacudiendo al mundo: ¿Ya escucharon el nuevo disco de los Rolling Stones? O ¿ya fueron al concierto de Paul McCartney? Reflexionemos.

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