8 de junio de 2025 7:11 pm
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OPINIÓN

Deuda pública mexicana | Coyuntura económica y algo más

El problema no radica en incrementar la deuda del país, sino en el propósito detrás de dicho incremento...

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Por Eduardo López Chávez


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No te embarques en deudas por nimiedades; siempre es clave mirar al futuro. Quien no lo hace, básicamente está revelando su destreza en el arte de la locura. Después de todo, ¿quién necesita sentido común cuando se puede tener deudas y tonterías?…

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Antes que nada, quiero aprovechar el momento para desearle a usted, mi querido lector, que este 2024 esté lleno de grandes logros y mucha alegría. Porque aún a pesar de todo lo malo que pueda haber alrededor, depende de cada uno de nosotros cómo reaccionamos a esas situaciones. Si las convertimos en una oportunidad o si dejamos que se vuelvan un obstáculo. Ojalá siempre sean oportunidades.

Ahora bien, volviendo a la triste realidad que afecta a nuestro bello país, deseo comenzar el año conversando sobre la noticia que captó la atención la semana pasada acerca de la colocación de bonos de deuda del gobierno mexicano por un monto de 7,500 millones de dólares en los mercados internacionales. Esta colocación, según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, representa la primera del año y la décima de manera consecutiva en los últimos 10 años, consolidándonos como el mayor emisor soberano con una calificación BBB a nivel internacional hasta el 2024. El costo financiero de esta operación se realizó a una tasa favorable para el país, reduciendo el costo del financiamiento y asegurando el 100% de los vencimientos de deuda externa de este año y se distribuyó en bonos a 5, 12 y 30 años, con tasas de rendimiento del 5.07%, 6.09%, y 6.45%, respectivamente, y montos de 1000 millones, 4000 millones y 2,500 millones de dólares.

Algo crucial que hay que tener en cuenta de esta colocación es lo que el gobierno, liderado por el hijo predilecto de Macuspana, nos dice hoy. Afirman que el costo financiero será bajo gracias a la situación del famoso superpeso. Sin embargo, la incertidumbre persiste sobre cómo se moverá el tipo de cambio en los próximos años. Esta colocación abarca horizontes de 5, 12 y 30 años, periodos en los cuales no sabemos si habrá una apreciación o depreciación del peso frente al dólar. En caso de apreciación de la moneda norteamericana, se traducirá en un aumento en el costo de la deuda que enfrentamos. A pesar de ello, la actual administración de la 4T decide aumentar de manera significativa el nivel de deuda del gobierno mexicano en el último año del mandato del tabasqueño. Según la Secretaría de Hacienda, el Saldo Histórico de los Requerimientos del Sector Público (SHRSP) representa actualmente el 46.5% del PIB. Es importante destacar que no estoy en contra del uso de la deuda como motor de crecimiento, siempre y cuando se utilice efectivamente para potenciar la economía mexicana, algo que no ha sucedido en este gobierno.

Habrá quienes, en este punto del gobierno y con tan solo 10 meses restantes, puedan afirmar que las proyecciones catastróficas al inicio del mandato del morador de Palacio sobre la gran problemática económica jamás se cumplieron y no se cumplirán. Sin embargo, es necesario considerar que nuestro país ya no actúa de manera aislada en el mundo. Gracias a la sólida relación con otras economías, especialmente las otras 2 economías de América del Norte, nuestra economía ha mantenido resiliencia y estabilidad a lo largo del tiempo. Pero estas condiciones no se deben a las decisiones económicas del gobierno actual. Actualmente, somos atractivos para la inversión debido a nuestra posición geográfica y al ser parte de uno de los mercados más grandes del mundo, no por la política económica implementada. Hemos logrado mantener cierta estabilidad en el mercado interno gracias a los recursos enviados por connacionales desde el extranjero, destinados principalmente al consumo y no gracias a la política económica implementada.

El problema no radica en incrementar la deuda del país, sino en el propósito detrás de dicho incremento. Actualmente, no está claro que en los próximos 10 meses que le restan al mandato del hijo predilecto de Macuspana, estos recursos se destinen para fortalecer áreas como la salud, la educación o la infraestructura. Sin embargo, es evidente que se utilizarán para fomentar el clientelismo electoral y obras faraónicas sin sentido. Ejemplos de esto son un aeropuerto que pocos utilizan, una refinería que no cumple su función, y un tren más lento y costoso que viajar en autobús. Para ilustrar, es como si usted fuera al banco, pidiera un préstamo de 1,000,000 de pesos y decidiera utilizarlo para financiar cosas que no le serán provechosas ni le generarán beneficios, en lugar de invertir en algo que genere los recursos necesarios para pagarlo y mejorar su calidad de vida.

Este año, la decisión de continuar en esta dirección o cambiarla recae por completo en usted, en mí y en la sociedad en su conjunto. Solo le pido que se informe y considere la situación. ¿Realmente está mejor que hace 5 años? La decisión es suya.

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Un comentario

  1. Gracias por tus palabras. Me complace saber que la reflexión sobre la deuda pública mexicana, acompañada de datos específicos, resultó ser informativa y de valor. Es crucial contar con un análisis detallado y fundamentado en datos cuando se trata de temas tan importantes como la deuda nacional, ya que proporciona una comprensión más profunda de los retos y oportunidades económicas que enfrenta México. Estoy contento de haber podido presentar esta información de una manera que resultó útil y esclarecedora.

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