El auge de la extrema derecha ha incrementado de manera constante en los últimos años, y en Europa no ha sido la excepción, además de que la propia existencia del auge coincide con los principales países receptores de migrantes que en su mayoría son potencias económicas. Esta situación ha sacudido a Alemania de manera particular por dos razones la primera por el evidente rechazo contra la ideología y los partidos políticos que retoman sus principios en ella; y también por la posibilidad de convertirse en la mayor fuerza política en las elecciones regionales de este año.
Trataremos el caso de Alemania porque la situación con el partido político Alternative für Deutschland (Alternativa para Alemania) ha dado mucho de qué hablar, debido a las recientes protestas que se hicieron en todo el país contra el partido. Además de otorgar el respectivo contexto con el fin de entender las circunstancias en las que se encuentra el país y su población. El ascenso de la AfD ha polarizado el panorama político alemán, generando preocupaciones sobre la erosión de los valores democráticos y el resurgimiento del nacionalismo étnico.
Se define como extrema derecha a la ideología ultraconservadora, ultranacionalista y autoritaria, ésta puede conducir hacia la opresión, la violencia política, la limpieza étnica mediante el genocidio, justificando la defensa hacia el grupo nativo. La historia política de Alemania se encuentra marcada por su pasado nazi y la devastación durante la Segunda Guerra Mundial, tras dicho acontecimiento el país europeo comenzó una etapa de reconstrucción que incluyó la adopción de valores democráticos y el compromiso con la tolerancia y la diversidad, pero este esfuerzo ha sido lineal. Sin embargo la influencia de la ultraderecha se mantuvo presente en diversas maneras.
El resurgimiento de la ultraderecha en Alemania se le ha atribuido a una serie de factores como los casos de inseguridad, la situación económica, el desempleo entre otros que han generado más resentimiento y desconfianza hacia el establecimiento político, generando ocasiones para discursos populistas y nacionalistas.
Las protestas comenzaron en todo el país como una forma de rechazo hacia la ideología política de la ultraderecha, pero también fueron las consecuencias cuando se reportaron que los altos cargos del AFD se reunieron con ultraderechistas y empresarios para discutir la situación migratoria concluyendo en la intención de expulsar a millones de inmigrantes del país a pesar de que contaran ya con la ciudadanía.
De acuerdo con la red de periodismo de investigación “Correctiv” se llevó a cabo una reunión entre miembros de AFD con neonazis y demás grupos de extrema derecha en las afueras de la ciudad de Postdam el pasado 25 de noviembre, generando aún más indignación en la población alemana.
La opinión popular considera que la cultura democrática está siendo vulnerada debido a que el partido utiliza los instrumentos necesarios para cuestionar las instituciones democráticas, de manera en que han presentado cerca de 3100 intervenciones de consulta directa. Y dentro de las instituciones políticas el esfuerzo para responderlas es demasiado. Por otra parte los políticos del propio partido -en su mayoría- han negado en aceptar el esclarecimiento del pasado nazi del país, cuestionando la política de la memoria sobre dicho acontecimiento, normalizando así el discurso extremista y extremista, planteando riesgos para la convivencia pacífica y el respeto mutuo.
El resurgimiento de la ultraderecha en Alemania es un fenómeno complejo que refleja una serie de tensiones históricas, sociales y políticas, si bien a pesar de su creciente popularidad los esfuerzos por contrarestarla se mantienen vigentes al punto de movilizar al país entero, gracias a la renovación del compromiso con los valores democráticos y la inclusión. Si bien la situación se sigue desarrollando, es de suma importancia que la ciudadanía emprenda contundentes medidas en favor del diálogo intercultural, el respeto y la tolerancia antes de que escale a un punto sin retorno.
