16 de septiembre de 2024 2:37 pm
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OPINIÓN

“La Flauta Mágica” en el Lunario

"La dirección escénica de Rodrigo Caravantes adaptó la ópera para atraer a un público infantil, sin perder su esencia"

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Por Mauricio Rábago Palafox


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El fin de semana pasado, el Lunario del Auditorio Nacional se convirtió en el escenario de un encantador viaje mágico con la presentación de fragmentos de La Flauta Mágica (1791), la célebre ópera de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), con libreto de Emanuel Schikaneder (1751-1812), en la modalidad de Ópera para Niños. Estrenada pocos meses antes de la muerte de Mozart, quien dirigió las primeras funciones; esta obra sigue siendo un testimonio vibrante del genio musical del compositor.

La dirección escénica de Rodrigo Caravantes adaptó la ópera para atraer a un público infantil, sin perder su esencia. Al piano, el maestro Amaury Ríos demostró gran eficiencia y complementó perfectamente la puesta en escena. La dirección vocal de Cassandra Zoé Velasco, proyectó las voces de los solistas con la emoción adecuada y se ajustó a las necesidades del joven público.

Entre los momentos más destacados estuvo la interpretación del tenor Ricardo Estrada en el papel de Tamino: voz, clara y poderosa, capturó la esencia del noble príncipe y permitió que los espectadores más pequeños, se conectaran con su misión. La soprano Arisbé de la Barrera, brilló tanto en su papel de Pamina como en el de Papagena, mostrando una sensibilidad y gracia que hicieron justicia a sus personajes. Su interpretación de «Ach, ich fühl’s» resultó conmovedora y el público la premió con cálidos aplausos.

Papageno, el simpático cazador de pájaros, fue interpretado hábilmente por el barítono Carlos Adrián Hernández. Su actuación combinó comedia y humanidad, y logró hacer reír y empatizar con su deseo de amor y compañía. Las escenas junto a Papagena resultaron encantadoras y graciosas, capturaron la imaginación de los niños presentes.

El bajo Ricardo Ceballos aportó una presencia majestuosa y serena en el papel de Sarastro, el gran sacerdote; brindó un contraste poderoso con la Reina de la Noche y añadió profundidad al personaje sabio y protector.

La Reina de la Noche, uno de los roles más desafiantes de la ópera, fue interpretada por la soprano Ana Rosalía Ramos: destreza vocal impresionante, sus arias «O zittre nicht, mein lieber Sohn» y «Der Hölle Rache» fueron ejecutadas con técnica admirable y dramatismo justo, cosechando también entusiastas aplausos.

Un aspecto fascinante de La Flauta Mágica es su simbolismo masónico, dado que Mozart y Schikaneder eran miembros de la masonería. La ópera completa está repleta de referencias a esta filosofía, manifestadas en temas como la iluminación, las pruebas y el triunfo del bien sobre el mal. El trasfondo masónico añade una capa de profundidad que, aunque sutil para los niños, enriquece la experiencia para aquellos familiarizados con estos simbolismos.

La producción incluyó una ingeniosa adición: la actriz Mariana Estrada interpretó a la niña concertino, sirviendo como un útil hilo conductor que facilitó a los espectadores seguir la trama. Esta solución creativa ayudó a guiar al público infantil a través de la compleja narrativa de la ópera.

Las ilustraciones estilo cómic de Raúl Valdes y Diana Vieyra ofrecieron un toque visual dinámico que complementó la experiencia. Estas ilustraciones capturaron la esencia de los personajes y escenas, y sin duda ayudaron a que los niños conectaran con la historia.

Además, la representación contó con un oportuno subtitulaje, pues se cantó en alemán, el idioma original de la ópera, lo cual aumentó el goce estético.

Sin embargo, no todo fue perfecto: la iluminación dejó a los cantantes en la sombra en varias ocasiones y, en algunos momentos, el piano y los solistas estuvieron desincronizados. A pesar de estos pequeños deslices, la calidad general de la producción resultó sobresaliente.

Sin duda la función dejó una huella perdurable en todos los asistentes, gracias al poder atemporal de la música y el teatro.

Un evento muy gozoso que, además, sirvió de maravilla para introducir a los niños al fascinante mundo de la ópera.

¡Enhorabuena!

Artículo originalmente publicado en https://www.cronica.com.mx/

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