Japón se destaca como el único país desarrollado con una alta tasa de mujeres jóvenes con bajo peso, según un estudio del Ministerio de Salud. El 20,7% de las mujeres entre 20 y 29 años tienen un IMC inferior a 18,5, cifra que solo se observa en países más pobres como Timor Oriental y Eritrea. Esta tendencia hacia la extrema delgadez es alarmante, ya que puede provocar problemas de salud como infertilidad y sarcopenia.
El fenómeno, que ha aumentado desde la década de 1990, refleja influencias culturales y mediáticas, donde el ideal de belleza femenino en Japón sigue asociado a la delgadez. Las redes sociales y celebridades locales promueven un «peso de Cenicienta», un IMC que está por debajo del rango saludable. Este estándar ha generado una distorsión en la percepción de muchas mujeres sobre lo que es un peso adecuado.
A pesar de que el gobierno ha implementado campañas nutricionales para abordar el problema, los esfuerzos parecen insuficientes. Expertos como Tomohiro Yasuda señalan que la influencia de los medios y la presión social en Japón continúan perpetuando la idea de que «las personas delgadas son mejores», lo que contribuye al aumento del bajo peso entre mujeres jóvenes.