17 de octubre de 2024 5:21 am
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OPINIÓN

Reflexiones para un nuevo sexenio

"Presidenta, el reto es grande pero no imposible... Que las decisiones sean suyas, no permita que nada ni nadie le imponga ni mucho menos le digan que hacer. Porque si a usted le va bien, a México le va ir mejor."

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Estimado Lector, hace días vivimos una jornada histórica en el cambio de poderes: por primera vez una mujer toma la presidencia del país. Pero no es por el tema de género del que quiero hablar, sino de las expectativas que se generan con este cambio de poder y, por supuesto, de la esperanza; no de esa que nos vendieron hace seis años, si no la esperanza de todos los mexicanos de que este país en verdad mejore.

Llevo ya varios sexenios de vida y he visto desfilar presidentes de diferentes partidos, todos y cada uno de ellos copias malas o regulares de su antecesor, pero todos ellos, de alguna manera, hicieron algunas cosas buenas y algunas otras malas. En todas ellas hubo eventos que los marcaron para siempre y por lo que serán recordados: Zedillo con la matanza de Acteal, Aguas Blancas o el error de diciembre, Calderón con la guerra al narcotráfico, Salinas de Gortari con la muerte de Colosio o el levantamiento del EZLN, Fox y la cancelación del aeropuerto de Texcoco o el desafuero del López Obrador, Peña Nieto y la desaparición de los 43, o bien el mismo López Obrador con el problema de la embajada de México en Ecuador, con el que se suspendieron relaciones.

Es curioso, pero no se mencionan las cosas buenas, siempre se habla de las malas. Es por eso que nuestra nueva Presidenta, por que así quiere que le llamemos, tiene que llegar a ser recordada no solo por el hecho de ser la primera mujer, si no ojalá sea también recordada por ser la que mejoró la economía, los servicios de salud (y no, no es necesario que sean como los de Dinamarca), la que ayudo a la gente generando empleos, la que consiguió récord de inversión extranjera, la que generó plantas de energía renovable, la que mejoró la educación del País en todos sus niveles, no solo con eliminar el examen del  COMIPEMS, sino dando más presupuesto a las universidades públicas del país, que su proyecto de creación de universidades se lo deje a quien sí puede generarlas, porque la creación de su antecesor las Universidades del Bienestar nunca fueron garantía.

Que nuestro país vuelva a ser lo que siempre fue, un país hermano que respetaba la no intervención en la política exterior, que se atiende al turista como si fuera familiar, que mantengamos nuestros puertos, bosques, selvas y mares lo más limpios y completos posibles. Que nuestros compatriotas regresen contentos con sus regalos y remesas al pueblo o al estado de donde son originarios.

Pero, sobre todo, que la seguridad del país, esa por la que soñamos tantos y tantos mexicanos, suceda de verdad, porque ¿de qué nos sirve que lo digan de dientes para afuera en tantas y tantas mañaneras que se paraban temprano para generar ese plan de seguridad? ¿Por qué siempre tener otros datos mientras que la gente se muere de miedo al moverse en transporte público? ¿Por qué no soñar con un negocio propio sin tener que pensar en compartir mis ganancias con ese derecho de piso? Eso es justo lo que desde mi punto de vista quiero para mi país.

Estimada Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, en sus manos tiene uno de los países más nobles que existe, con una gran cantidad de recursos naturales y otros renovables, con una gran variedad de climas, pero lo más importante con gente trabajadora, y no, no me refiero al pueblo bueno, si no aquel que se levanta todos los días para ir a su trabajo y con su sueldo mantener a su familia, aquel que se para en la madrugada para llevar sus productos a vender, aquellos que lo único que quieren es ver crecer y disfrutar a sus hijos, que intentan hacer un México mejor para las nuevas generaciones.

Presidenta, el reto es grande pero no imposible. Está rodeada de un gran equipo de trabajo, de personas que son especialistas en sus materias (bueno algunos, no todos), pero por favor no siga dividiendo al país: esas frases de “chairos” y “fifís” deben de ser enterradas y erradicadas de su vocabulario. Si a los presidentes anteriores se les exigía, téngalo por seguro que a usted le van a exigir el doble. Manténgase fuerte y no claudique, pero sea USTED. Que las decisiones sean suyas, no permita que nada ni nadie le imponga ni mucho menos le digan que hacer. Porque si a usted le va bien, a México le va ir mejor.

¿O usted que piensa mi estimado lector?

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