21 de noviembre de 2024 10:58 am
OPINIÓN

La Nueva Ruta de la Seda

Aunque la iniciativa del One Belt, One Road tiene un gran potencial económico y político, la actual situación geopolítica en distintas partes de la ruta; y la forma en la que esta se ha planteado no es igualmente beneficiosa para todos...

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Por años China ha impulsado la iniciativa de One Belt Road, One Road (OBOR) con el objetivo de establecer rutas comerciales que conecten a Asia con el resto del mundo; esto similar a la antigua Ruta de la Seda. Esta iniciativa a grandes rasgos es una que utiliza puntos geopolíticamente estratégicos por tierra y mar, creando corredores económicos, y conexiones energéticas que podrían ser claves. Esta iniciativa no solo cubre la ruta original, igualmente busca atravesar el norte de Asia, el sureste asiático, el medio oriente, zonas clave del continente Africano, y Europa.

Sin embargo, a pesar de que podría crear conexiones comerciales muy importantes se ha visto en una serie de altos y bajos. Esto se debe a que en principio, al ser una iniciativa del gobierno de China, hay quienes han denunciado un trato que no es igualmente beneficiosos para empresas de otros países; o inclusive se ha visto retrasado debido a presiones políticas y económicas sobre estados de menor poder en el sureste asiático. Su principal opositor es el gobierno de Narendra Modi en India, quien se ha opuesto a esta iniciativa por la existencia de un corredor económico clave entre China y Pakistan que a traviesa parte de Kashmir; un punto de tension entre Pakistan e India.

Aunque la iniciativa del One Belt, One Road tiene un gran potencial económico y político, la actual situación geopolítica en distintas partes de la ruta; y la forma en la que esta se ha planteado no es igualmente beneficiosa para todos. Existen el caso de Sri Lanka donde ellos se encuentran en un espiral de deuda con Beijing por inversiones por un puerto que no esta resultando tener el retorno de inversion esperado. Además, de llevarse a cabo esta iniciativa, podría cambiar la forma en la que el petroleo y gas natural del mundo es distribuido; cambiando nuevamente las dinámicas energéticas, no solo a los jugadores pero también, desgraciadamente, para crear más dependencia de los estados a este tipo de energía.

Creo que si se convierte en una propuesta internacional igualmente beneficiosa para todos los involucrados, puede abrir nuevas rutas comerciales y grandes beneficios económicos para países en vías de desarrollo. Este es un proyecto de comercio internacional muy ambiciosos, tanto que no se ha visto en nuestra era y con las tensiones del mundo actual se puede ver y entender porque es tan complicado hacerlo realidad. Complicado, pero no imposible; es posible que la nueva ruta de la seda se convierta en una realidad aunque no tal como la plantea China al día de hoy.

Este plan si debe ser distinto para poder crear un campo de juego que pueda beneficiar a quienes se unen a ella con puertos marítimos, aéreos o terrestres. Debe ser una iniciativa que ayude a impulsar a las economías de países en vías de desarrollo como Sri Lanka; al mismo tiempo que motive a la resolución de conflictos y tensiones por el bien común, o por lo menos incentive a su solución. El One Belt, One Road tiene un gran potencial de escala global, solo debe verse y plantearse desde una nueva perspectiva.

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