Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Petróleos Mexicanos (Pemex) acumuló pérdidas históricas de 1.3 billones de pesos, lo que ha puesto en evidencia los desafíos financieros que enfrenta la empresa estatal. A lo largo de los seis años de gestión, la petrolera solo reportó utilidades en 2022 y 2023, con ganancias derivadas en parte de la reducción del Derecho de Utilidad Compartida, un impuesto clave para la industria petrolera.
A pesar de estos esfuerzos, Pemex registró pérdidas significativas en 2019, 2020 y 2021, alcanzando 509 mil millones de pesos en el peor de estos años, el 2020. En los primeros nueve meses de 2024, la empresa continuó su trayectoria deficitaria, con pérdidas que suman 430 mil millones de pesos. Esto ha generado preocupación sobre la sostenibilidad de la empresa a mediano y largo plazo, especialmente ante la necesidad de refinanciar su abultada deuda.
Entre las causas de estas pérdidas se destacan la caída en la producción de crudo y los efectos del tipo de cambio. La producción diaria promedio se ha reducido, alcanzando su nivel más bajo en 40 años. Además, la apuesta por la refinación, en lugar de la exploración y producción, ha agravado los resultados operativos de la empresa.
Pemex y la Secretaría de Hacienda trabajan en un nuevo régimen fiscal que busca mejorar la situación financiera sin comprometer las contribuciones de la empresa al erario público. Sin embargo, analistas consideran que, sin un cambio estructural profundo, las presiones financieras continuarán afectando el desempeño de la petrolera en los próximos años.