Durante el foro “Retos en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario”, llevado a cabo en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, especialistas exploraron el impacto de la tecnología y la inteligencia artificial (IA) en la construcción de la paz y la garantía de derechos fundamentales. Bajo el lema “Acciones innovadoras en construcción de paz y seguridad”, se discutió cómo estas herramientas pueden ser un puente hacia un ecosistema más equitativo, siempre que se implementen con ética y cautela.
José Trinidad Padilla López, presidente de la REDDIH, advirtió que fenómenos como la violencia y la inseguridad socavan la paz social y los derechos humanos, destacando la importancia de tecnologías como la IA para contrarrestar estos problemas. Diego Alejandro Vargas Baltazar, director de Cultura de la Paz, enfatizó que la IA debe verse como un medio, no como un fin, y que su integración debe priorizar siempre los derechos fundamentales y la cohesión comunitaria.
Sin embargo, los riesgos asociados a un uso inadecuado de estas herramientas también fueron señalados. Arturo Fuenzalida, oficial retirado de la Armada de Chile, destacó el potencial de la IA para fortalecer los sistemas judiciales y la seguridad jurídica, pero alertó que su mala implementación podría desviar estos objetivos. En la misma línea, el politólogo Santiago Boggione observó que aunque las comunidades demandan mayor seguridad, aún no se cuenta con los marcos regulatorios y tecnológicos necesarios para responder a estas expectativas.
El foro también identificó los principales desafíos en el uso de la IA: el diseño de herramientas respetuosas de los derechos humanos, la capacitación de equipos multidisciplinarios y la colaboración entre sectores público, privado y académico. José Luis Aguirre, rector de la Universidad del Gran Rosario en Argentina, señaló que las universidades tienen un papel crucial en garantizar que la tecnología tenga un propósito social claro, evitando una adopción acrítica que pueda generar nuevas desigualdades.
El evento concluyó con un llamado a emplear la tecnología de forma ética y estratégica, reconociendo que, si bien es una herramienta poderosa, no es una solución mágica para los problemas estructurales de la sociedad.