
Jorge Molina Larrondo
Consultor en políticas públicas y comercio internacional, con más de 25 años de experiencia y participación en negociaciones comerciales.
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Para Donald Trump, la política comercial siempre ha sido un elemento crucial para la seguridad nacional de su país y un elemento muy efectivo para ejercer presión sobre otras naciones. Un déficit en la balanza comercial es inadmisible porque refleja dependencia y vulnerabilidad y considera que los acuerdos bilaterales le ofrecen a Estados Unidos una postura de mayor fuerza, a diferencia de los multilaterales, donde el resto de los países participantes pueden adoptar posiciones comunes en contra de los intereses de la Unión Americana.
En su percepción, las relaciones comerciales son una suma cero, por lo que los déficits comerciales indican que Estados Unidos hizo una “mala negociación” o que el otro país abusa, ignorando que el resultado de la balanza comercial refleja las condiciones de la economía: la tecnología y recursos que posee, su estructura de costos, la productividad de la fuerza laboral, inclusive las condiciones financieras y legales para invertir y desarrollar nuevos negocios. La balanza comercial no puede producir un superávit por decreto y prueba de ello es que luego de la implementación del Acuerdo Fase Uno con China o de más de cuatro años de que el tratado con México y Canadá entró en vigor, Estados Unidos sigue teniendo déficits con estos tres países. Sin embargo, los gobiernos populistas y nacionalistas – como el de Trump – siempre necesitan de otros países a quien culpar de sus errores.
Además de las 26 órdenes ejecutivas (decretos) que firmó Donald Trump en su primer día como el 47º presidente de los Estados Unidos – lo que representa un récord de decretos firmados el día de la toma de posesión de un presidente estadounidense – se emitieron 12 memorándums con instrucciones a los encargados del despacho de las diferentes dependencias del gobierno federal para llevar a cabo diversas acciones durante los próximos dos meses y medio. Uno de estos memos, titulado Política Comercial América Primero (America First Trade Policy), establece que los departamentos de Estado, Comercio, Tesoro, Defensa y Seguridad Interna, así como la oficina del Representante Comercial (USTR), la oficina de Administración y Presupuesto y otros funcionarios de la Casa Blanca, deberán realizar 23 evaluaciones relacionadas con el régimen y la política comercial de ese país, incluyendo la relación comercial con México, China y Canadá, y entregar los resultados este primero de abril. Algo similar sucedió al inicio de su primer mandato, con la intención de renegociar los 14 tratados de libre comercio con que cuenta Estados Unidos. Sin embargo, los resultados de esas evaluaciones no se publicaron y los únicos tratados que se renegociaron fueron el de Corea del Sur y el de México y Canadá.
En este caso, destaca la petición al USTR para iniciar las consultas públicas relacionadas con la revisión del TMEC, evaluar el impacto del tratado sobre los trabajadores, agricultores, proveedores de servicios y las empresas en general de Estados Unidos y sugerir si el país debe seguir formando parte del tratado. Esto adelantaría los trabajos del congreso de ese país, que tiene considerado iniciar dichas consultas en el tercer trimestre del año. Con la cantidad de propuestas que Trump quiere que se aprueben en los próximos dos o tres meses, resulta imposible pensar que las audiencias relacionadas con el TMEC terminarían en dos meses y, por otra parte, que continuarán las presiones sobre México y Canadá relacionadas con la aplicación de aranceles.
Además, llama la atención la instrucción a los departamentos de Comercio y de Seguridad Interna para evaluar los flujos de migración ilegal y de fentanilo provenientes de Canadá, México, China y de cualquier otro país y recomendar las medidas comerciales que resuelvan “esta emergencia”. Estos tres países son los principales proveedores de la economía estadounidense: hasta noviembre del año pasado, México representaba el 15.6% de las importaciones totales, China el 13.5% y Canadá el 12.6%. Por otra parte, Estados Unidos representaba el 70% del comercio total de Canadá y el 61.4% de México.
Con todo esto, Trump parece confirmar que la revisión del TMEC será una larga y muy difícil renegociación que puede incluir capítulos sobre asuntos migratorios y control de narcóticos. Esto lo sabremos cuando, una vez aprobada la ley de Promoción al Comercio, con los tiempos del proceso, el congreso emita los objetivos de la negociación y el USTR le informe la fecha de inicio de los trabajos, con 90 días de anticipación.