Carlos Slim, el hombre más rico de México, negó que la reforma al Poder Judicial genere incertidumbre que frene las inversiones en el país. Aunque reconoció que la reforma, que establece la elección popular de jueces y magistrados, podría fortalecer la autonomía del sistema judicial, señaló que el verdadero problema de México radica en la falta de una clara división de poderes.
El empresario consideró un error hacer una reestructuración total cuando algunos problemas podrían haberse solucionado con ajustes. En su opinión, el país ha carecido históricamente de una verdadera separación entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Slim destacó que en muchos casos, como durante los procesos electorales, el Ejecutivo y el Legislativo actúan como una sola fuerza, lo que dificulta la autonomía de cada poder.
Además, el empresario recordó el caso del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), en el que el Ejecutivo intervino para modificar precios establecidos por el organismo regulador, una decisión que llegó a la Suprema Corte de Justicia, la cual tardó más de dos años en resolver debido a la intervención de un «ministro caprichoso». Slim subrayó que estas situaciones evidencian la necesidad urgente de una verdadera división de poderes en México para fortalecer la democracia y la justicia.