16 de junio de 2025 9:08 am
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OPINIÓN

Hagamos de la excelencia un hábito

Nos acostumbramos a la informalidad, a la tolerancia de la trampa, a la impuntualidad disfrazada de flexibilidad. Nos justificamos con la calidez del "no pasa nada", cuando en realidad sí pasa: se desgasta la confianza, se diluye la responsabilidad y se desvanece el compromiso...

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En México, nos faltan hábitos. No esos gestos cotidianos que repetimos sin pensar—despertar tarde, correr sin rumbo, lamentarnos del tráfico—sino aquellos que modelan sociedades prósperas, los que elevan lo cotidiano a disciplina y arte. Nos falta la constancia del orden, la devoción por la limpieza, el respeto por los espacios compartidos. Nos falta, en pocas palabras, el hábito de la excelencia.

El pueblo japonés ha hecho de sus hábitos un culto a la armonía. Su forma de vivir no es improvisada, sino construida sobre pequeños actos conscientes, repetidos con entrega. Hace poco leí el libro Los 9 hábitos japoneses, en donde se relatan algunas de estas costumbres que han tejido la esencia de su sociedad: el arte de la resiliencia, que consiste en reparar las heridas y apreciar la belleza en la imperfección; el arte de ahorrar dinero mediante una gestión financiera consciente y organizada; el ritual de la limpieza profunda, que promueve el orden y la claridad mental, entre otros.

Y en México, ¿dónde estamos? La creatividad nos sobra, la alegría nos define, la solidaridad nos une en los momentos más oscuros. Pero nuestros hábitos, ¿nos sostienen o nos traicionan? Nos acostumbramos a la informalidad, a la tolerancia de la trampa, a la impuntualidad disfrazada de flexibilidad. Nos justificamos con la calidez del «no pasa nada», cuando en realidad sí pasa: se desgasta la confianza, se diluye la responsabilidad y se desvanece el compromiso.

Adoptar buenos hábitos no es perder identidad ni imitar sin criterio. Es entender que el respeto, la disciplina y la constancia no son valores ajenos, sino semillas que también pueden florecer en nuestra tierra. La pregunta es: ¿queremos cultivarlas?

Sueño con un México donde la puntualidad no sea excepción, donde la limpieza de las calles refleje nuestro amor por nuestra patria, donde el trabajo bien hecho no dependa de la supervisión ajena, sino del orgullo propio. Sueño con un México donde lo extraordinario se haga costumbre.

Nos faltan hábitos, pero sin duda podemos crearlos, porque somos una sociedad noble, generosa y resiliente, capaz de sobreponerse a la adversidad con ingenio y corazón. Si aprendemos a transformar nuestra creatividad en disciplina y nuestro entusiasmo en constancia, podremos construir un país donde la grandeza no sea un ideal lejano, sino el reflejo de nuestras acciones diarias.

A veces, se tiende a culpar al gobierno por los problemas de nuestro país, como si todo dependiera de ellos. Sin embargo, la responsabilidad de cambiar está también en nuestras manos, en cómo nos organizamos, en cómo respetamos lo propio y lo ajeno, en cómo nos hacemos responsables de nuestras acciones. Es fundamental enseñar a los niños desde pequeños que la excelencia es un hábito que se cultiva a diario, porque ellos serán los que, con esa base sólida, guíen el futuro de nuestra nación. Y si hacemos de la excelencia un hábito, entonces, poco a poco, haremos historia.

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