Uno de los mayores desafíos para las mujeres en la agricultura es la falta de acceso a la propiedad de la tierra. En Benín, por ejemplo, muchas mujeres cultivaban terrenos durante años sin garantía de que podrían conservarlos. Una reforma reciente ha cambiado esta realidad mediante la demarcación legal de las tierras comunitarias, otorgándoles mayor seguridad y acceso a oportunidades económicas.
El cuidado infantil es otra barrera que impide la participación laboral de muchas mujeres. En Fiyi, la implementación de una política de cuidado infantil temprano ha permitido a más madres acceder a empleos estables sin tener que elegir entre su carrera y la familia. Esta medida no solo mejora la calidad de vida de las mujeres, sino que también fortalece la economía local.
La seguridad en el transporte y la vivienda también son factores clave. En India, la construcción de residencias seguras con acceso biométrico ha facilitado que más mujeres estudien y trabajen en las ciudades sin temor. Esta iniciativa, combinada con mejoras en el transporte público, busca aumentar la participación femenina en la economía.
Además, la capacitación en habilidades digitales y el acceso a carreras en tecnología están transformando el panorama laboral. En Perú, una alianza entre el Banco Interamericano de Desarrollo, Amazon y universidades está capacitando a mujeres en áreas STEM, preparándolas para los empleos del futuro.
Por último, lograr la igualdad requiere un cambio en las normas sociales. En el Líbano, campañas mediáticas han promovido la importancia del trabajo femenino y la corresponsabilidad en el hogar, fomentando una cultura de apoyo mutuo. Estas iniciativas, junto con el acceso a financiamiento y tecnología, están allanando el camino hacia un mundo con más oportunidades para las mujeres. Porque cuando ellas prosperan, toda la sociedad avanza.