El 45° aniversario luctuoso de Max Ludwig Cetto, uno de los arquitectos más influyentes en la historia de la arquitectura moderna en México, ha sido recordado por la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Cetto, nacido el 20 de febrero de 1903 en Coblenza, Alemania, dejó un legado invaluable que ayudó a definir un lenguaje arquitectónico único en el país, combinando la modernidad con la identidad local.
A lo largo de su carrera, Cetto se distinguió no solo por sus proyectos arquitectónicos, sino también por sus reflexiones sobre el arte y la historia. Tras completar sus estudios en Darmstadt y Múnich (1921-1923) y obtener su licenciatura en 1926 bajo la tutela de Hans Poelzig, su visión de la arquitectura se vio influenciada por su experiencia en el exilio durante la Segunda Guerra Mundial. Primero, trabajó en Estados Unidos junto a grandes figuras como Richard Neutra y Frank Lloyd Wright, antes de establecerse en México en 1939, donde sería reconocido por su aporte al diseño y urbanismo del país.
Una de sus primeras grandes contribuciones fue la construcción de la primera residencia en el fraccionamiento Jardines del Pedregal de San Ángel, un espacio que se convirtió en un referente de la modernidad arquitectónica en la Ciudad de México. Su obra se caracterizó por la integración de técnicas modernas con elementos prehispánicos, buscando siempre una armonía entre la ciudad y la naturaleza. Entre sus proyectos más emblemáticos destacan el Hotel San José Purúa, la Casa Max Cetto, la casa-estudio para el pintor Rufino Tamayo, y la Casa para el pintor Roberto Berdecio.
Cetto también fue un destacado historiador y profesor. A lo largo de su carrera, fue invitado a dar conferencias en universidades de Estados Unidos y, en 1965, comenzó a impartir clases en la Escuela Nacional de Arquitectura en México. En su honor, el Taller Cinco de la Facultad de Arquitectura de la UNAM lleva su nombre, un reconocimiento a su legado y a su aporte al pensamiento arquitectónico del país.
Hoy, a más de cuatro décadas de su muerte, Max Cetto sigue siendo recordado como una de las figuras clave que contribuyó a la consolidación de la arquitectura moderna en México, siempre buscando integrar la esencia de la cultura mexicana en sus diseños.