Washington, 15 de abril de 2025 — El Departamento de Estado de Estados Unidos está considerando una reducción drástica en sus operaciones diplomáticas, con un recorte de casi el 50% en su presupuesto, según un memorando interno filtrado a los medios. Estos recortes incluirían el cierre de programas y embajadas en diversas partes del mundo, lo que afectaría de manera significativa el papel de EE. UU. en la diplomacia global.
Las propuestas de recorte eliminarían casi por completo el financiamiento a importantes organizaciones internacionales como las Naciones Unidas (ONU) y la OTAN, además de reducir el apoyo para programas de mantenimiento de la paz internacional. También se verían afectados fondos cruciales para programas educativos y culturales, como el prestigioso Programa Fulbright, que ha promovido intercambios académicos entre EE. UU. y otros países por décadas.
El plan de recorte llega en un momento en que el presidente Donald Trump sigue presionando por una reducción en el gasto público y una disminución del rol de liderazgo de Estados Unidos en el escenario internacional. El presupuesto propuesto para el año fiscal 2026 sería de 28,400 millones de dólares, una disminución de 26,000 millones de dólares en comparación con el presupuesto de 2025.
Sin embargo, las reacciones a la propuesta han sido fuertes. La Asociación Estadounidense del Servicio Exterior calificó los recortes como “imprudentes y peligrosos”, argumentando que podrían dañar la influencia global de EE. UU. Mientras tanto, el exembajador de EE. UU. en Moscú, Michael McFaul, describió los recortes como un «regalo gigantesco al Partido Comunista Chino», sugiriendo que este cambio en la política exterior estadounidense podría fortalecer la posición de China en el ámbito internacional.
Otro de los cambios importantes sería la reestructuración de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), que perdería su autonomía al ser absorbida por el Departamento de Estado. Esta reestructuración implicaría recortes significativos en la asistencia humanitaria (54%) y en los fondos destinados a programas de salud (55%).
Aunque estos recortes todavía deben ser aprobados por el Congreso de EE. UU., controlado por los republicanos, es probable que las propuestas jueguen un papel crucial en las negociaciones sobre el presupuesto de 2026.
El futuro de la diplomacia estadounidense podría verse transformado si estos recortes son implementados, afectando tanto su influencia internacional como los programas clave que han definido su presencia global por décadas.