Aunque México aún no alberga plantas de ensamblaje de marcas automotrices chinas como BYD, MG o Chirey, el país ya es un importante centro de producción de autopartes para el sector automotriz. Mientras algunas marcas chinas posponen sus decisiones de inversión directa, sus proveedores han avanzado rápidamente, estableciendo fábricas para abastecer tanto a las marcas chinas como a las automotrices occidentales ya operando en el país.
De acuerdo con la Industria Nacional de Autopartes (INA), alrededor de 36 empresas chinas están involucradas en el sector de autopartes mexicano, una cifra pequeña en comparación con las casi mil empresas en total, pero significativa dentro del panorama global. Muchas de estas empresas llegaron por invitación de marcas automotrices extranjeras, como BMW y Tesla, que requieren piezas de origen chino para sus vehículos ensamblados en México.
Por ejemplo, en 2017, la empresa Minghua, fabricante de defensas, instaló una planta cerca de la planta de BMW en San Luis Potosí, específicamente para suministrar piezas para el ensamblaje del Serie 3. En el caso de Tesla, aunque aún no tiene planta en México, varios de sus proveedores chinos ya están presentes en el país, como el caso de Noah Itech, que en 2024 comenzó a operar en Santa Catarina, Nuevo León.
La inversión china en México, especialmente en el sector automotriz, ha crecido de manera significativa. Entre enero y diciembre de 2024, la inversión de China en este sector representó el 17.5% del total, colocándose como el tercer mayor inversor, solo detrás de Estados Unidos y Alemania. Además, según SiiLA, las empresas chinas han duplicado su superficie industrial en México en solo tres años, absorbiendo el 7% del crecimiento en la capacidad instalada del país.
Esta presencia no pasa desapercibida para los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, que han expresado preocupaciones sobre el creciente vínculo entre China y México, especialmente en relación con la posibilidad de que México se convierta en un punto de evasión de aranceles para productos chinos. Estas inquietudes se suman a la revisión del T-MEC, en la que se analizará el papel de China como proveedor de autopartes en la región.
A pesar de que las marcas automotrices chinas aún no se han establecido completamente en México, la realidad es que el país depende cada vez más de las piezas provenientes de China para su industria automotriz. Las baterías para vehículos eléctricos, las tierras raras y otros componentes críticos provienen casi por completo del gigante asiático, lo que hace difícil desvincularse de su influencia en la cadena de suministro global.
Aunque México aún no tiene autos chinos ensamblados en su territorio, la producción de autopartes de origen chino ya es un componente esencial de la industria automotriz, que en gran medida no podría seguir operando sin estas piezas.
