Participación histórica en el cónclave
Con la sede vacante tras el fallecimiento del Papa Francisco, 138 cardenales entrarán en la Capilla Sixtina para elegir a su sucesor. México estará representado por dos purpurados con derecho a voto: Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, y José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara. Ambos podrán influir directamente en la elección del nuevo Vicario de Cristo, aportando la perspectiva de la segunda comunidad católica más numerosa del mundo.
Carlos Aguiar Retes: del Celam a la primacía mexicana
Nacido el 9 de enero de 1950 en Tepic, Nayarit, Aguiar Retes fue ordenado sacerdote en 1973. Tras servir como Obispo de Texcoco (1997) y Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en 2000, dirigió la Conferencia del Episcopado Mexicano (2006–2009) antes de ser nombrado Arzobispo de Tlalnepantla por Benedicto XVI en 2009. En 2017, el Papa Francisco lo elevó al cardenalato y al año siguiente lo designó Arzobispo Primado de México. Durante la visita de Benedicto XVI a México en 2012, Aguiar fue criticado por no facilitar un encuentro entre el pontífice y las víctimas de abuso, justificando la omisión con la falta de una solicitud formal, postura que evidenció la tensión entre sensibilidad pastoral y burocracia eclesial.
José Francisco Robles Ortega: puente con el poder y el clero
Francisco Robles Ortega nació el 2 de marzo de 1949 en Mascota, Jalisco, y fue ordenado sacerdote en 1976. Fue Obispo de Toluca en 1996, Arzobispo de Monterrey en 2003 y de Guadalajara desde 2012. Creado cardenal por Benedicto XVI, presidió la CEM gracias al respaldo de sectores conservadores del episcopado que buscan acercamiento con el poder político, en particular con el Grupo Atlacomulco vinculado a Enrique Peña Nieto. Reconocido por sus declaraciones firmes contra el matrimonio igualitario y el aborto, Robles Ortega equilibró su énfasis doctrinal con un estilo negociador en lo social y político.
Influencia y retos en el cónclave
Si bien ambos cardenales aparecen en las listas de “papables” mexicanas, analistas de la UNAM advierten que necesitarán tejer alianzas dentro del Colegio Cardenalicio para ser verdaderamente competitivos. Más allá de sus trayectorias y posturas conservadoras, su voto reflejará cómo México –con su compleja realidad social y política– dialoga con los desafíos globales de la Iglesia: desde la crisis de abusos hasta la defensa de la libertad religiosa y los derechos humanos. Sus decisiones, en definitiva, serán clave para determinar si la próxima etapa pontificia continúa el camino de reforma iniciado por Francisco o toma rumbos más tradicionales.
