Los preparativos para la elección del próximo líder de la Iglesia católica se intensificaron este viernes con la instalación de la tradicional chimenea en el techo de la Capilla Sixtina. Esta estructura icónica será la encargada de comunicar al mundo, mediante humo blanco o negro, si los cardenales han llegado a un acuerdo sobre quién sucederá al fallecido Papa Francisco.
El cónclave iniciará el 7 de mayo, y la chimenea cumplirá su papel clave tras cada doble ronda de votación. Si no hay consenso, el humo negro indicará que aún no se ha elegido nuevo pontífice. En cambio, la fumata blanca anunciará que los cardenales han alcanzado una decisión. El proceso de quemar las papeletas incluye una mezcla química específica para asegurar que el color del humo sea claro y visible para los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Durante los días previos al cónclave, los cardenales —incluidos los mayores de 80 años, aunque sin derecho a voto— se han reunido para discutir los desafíos de la Iglesia. Entre los temas clave están la situación financiera del Vaticano, las reformas impulsadas por Francisco y el perfil que debería tener su sucesor. Las opiniones han sido diversas: algunos piden continuidad con las reformas, mientras que otros abogan por un liderazgo más tradicional y unificador.
Francisco, quien falleció el 21 de abril a los 88 años, deja un legado complejo. Fue admirado por su cercanía a los marginados y su impulso a una Iglesia más inclusiva, pero también criticado por sectores conservadores que consideraron algunas de sus reformas como divisivas. La elección del nuevo papa marcará el rumbo futuro de la Iglesia, entre la continuidad y un posible retorno a estructuras más tradicionales.
