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Luego de la especulación y comentarios que generó la designación del nuevo embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, sobre todo por su perfil militar, duro y que se puede definir como de extrema derecha, sus primeras declaraciones en el país han sido conciliadoras, destacando la cooperación que debiera prevalecer entre dos vecinos que comparten la décima frontera más larga en el mundo. Incluso, algunos miembros del primer círculo de la presidenta Sheinbaum que han podido conversar con Johnson, comentan que les ha dicho que su intención es convertirse en un mediador con los miembros más radicales del equipo de Trump que pretenden realizar acciones unilaterales respecto a México.
Durante su comparecencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, mencionó en varias ocasiones la necesidad de que el gobierno de Trump proteja a funcionarios mexicanos que quieren hacer las cosas bien y fomentar la buena relación con la Unión Americana, pero que actualmente son vulnerables a la violencia y a la influencia de los cárteles y le comentó al senador Dave McCormick (republicano de Pennsylvania) la cantidad de candidatos asesinados durante las elecciones del año pasado. Por ello, Johnson dijo que mejorar de manera significativa el intercambio de información e inteligencia con el gobierno de Sheinbaum sería una prioridad.
Este miércoles, Johnson publicó un tweet afirmando que México y Estados Unidos deben enfrentar juntos, como aliados estratégicos y principales socios comerciales, todo tipo de retos, tanto lo que llamó las amenazas de China a la infraestructura crítica y a las cadenas de suministros, como a la seguridad alimentaria y los biopatógenos. El embajador destacó en su mensaje que no sólo los peligros que ambos países enfrentamos han cambiado, sino que son más diversos y complejos, lo que requiere de cooperación para superarlos.
Pero en el mensaje de Johnson se puede inferir también la necesidad de que México retome una actitud más amigable hacia Estados Unidos, luego que a partir del gobierno de Peña Nieto se inició un distanciamiento que Sheinbaum parecería empezar a corregir. Desde el 2013, México empezó a coquetear con el gobierno de Xi Jinping, lo que generó varias fricciones con el presidente Obama. Y la gota que derramó el vaso fue la detención del general Cienfuegos en el aeropuerto de Los Angeles, en octubre del 2020, lo que llevó a que López Obrador le pidiera a Trump – como un favor personal – que lo dejara en libertad, rompiéndose entonces la cooperación entre las agencias de inteligencia de ambos países.
El anuncio que hizo el martes el Departamento de Estado, de que cancelaría las visas de funcionarios centroamericanos que contrataron y favorecieron emplear médicos cubanos en esos países, por considerar que se trata de una red de explotación laboral que beneficia al régimen cubano, es también un mensaje para la 4T. El gobierno de López Obrador contrató a unos 5,000 médicos cubanos entre 2023 y 2024, a quienes les daba solamente lo necesario para su manutención, transfiriendo su salario a cuentas del gobierno encabezado por Miguel Díaz-Canel.
México no puede argumentar que este tema es nuevo o que no sabía de la queja del gobierno de Estados Unidos. María Elvira Salazar, representante republicana de Florida, le planteó el tema a López Obrador como un posible caso de trabajo forzado y explotación laboral cuando vino con una delegación de legisladores estadounidenses a Palacio Nacional en marzo del 2023. Y la legisladora – una de las congresistas con que se entrevistaron los senadores mexicanos que viajaron a Washington en mayo para cabildear el impuesto a las remesas – comentó en sus redes sociales en diversas ocasiones, que, aunque el expresidente mexicano le prometió que tendría una respuesta, nunca la recibió.
En esta ocasión, con Marco Rubio como Secretario de Estado, las quejas de Washington por el apoyo que México le brindó al gobierno cubano tendrán mucho mayor fuerza. Como senador de Florida, Rubio hizo varias declaraciones públicas en contra de la 4T por la venta subsidiada de gasolina y combustibles durante el sexenio anterior y el que Morena haya gastado 24 millones de dólares para la impresión de los libros de texto para los cubanos solamente complicará la discusión, sobre todo cuando prevalece el desabasto de medicinas en el país. La decisión para el gobierno de Sheinbaum es clara. No se puede mejorar la relación con Estados Unidos sin un distanciamiento de Cuba.