La consejera presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Taddei, activó las facultades otorgadas por la reforma judicial para nombrar directamente a los nuevos titulares de la Dirección Ejecutiva de Organización Electoral y de la Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional Electoral Nacional, sin requerir aval del Consejo General. En una reunión interna, Miguel Ángel Patiño y María Elena Cornejo, con 25 y 30 años de experiencia respectivamente, presentaron su renuncia efectiva el 15 de julio.
En su lugar, Taddei nombró a Roberto Carlos Félix López, cercano a su equipo, y a Jorge Egrén Moreno Troncoso, ambos sin trayectoria amplia en dichas responsabilidades . Los cambios fueron comunicados ex post al pleno del Consejo, prescindiendo del debate colegiado que históricamente caracterizaba estos nombramientos.
El antecedente inmediato es la resolución del TEPJF en enero de 2024, que avaló estas “superfacultades” para designar cargos sin el respaldo de los consejeros, lo que ha sido señalado como debilitamiento de la colegialidad institucional.
Si bien la reorganización puede agilizar procesos en un periodo electoral donde el INE ha quedado parcialmente sin directivos, la elección de perfiles cercanos sin experiencia demostrada podría desnaturalizar la función técnica del Instituto. Además, la práctica de no discutir colectivamente los nombramientos erosiona la transparencia y pluralidad que sustentan la legitimidad electoral.
Es crucial que la implementación de estas designaciones avance con transparencia, rendición de cuentas y respaldo técnico, para evitar que la concentración de poder eclipse la gobernanza institucional.