La presidenta Claudia Sheinbaum ha anunciado el envío, el viernes 11 de julio, de una delegación mexicana a Estados Unidos para iniciar negociaciones de un “acuerdo global” que abarque seguridad, migración y comercio . El equipo, liderado por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, e integrado por Hacienda y Relaciones Exteriores, responderá a la amenaza estadounidense de imponer aranceles del 50 % al cobre y hasta 200 % a productos farmacéuticos .
Sheinbaum ha subrayado que Estados Unidos importa chatarra de cobre para refinación, mientras China sigue siendo el principal comprador del mineral mexicano . Ante la incertidumbre sobre el alcance y la utilidad de los aranceles, México adoptará una “posición crítica, negociadora y estratégica”, explorando alternativas de exportación y diversificación de mercados como parte del denominado “Plan México” .
El gobierno mexicano señala que este acuerdo no sustituye al T-MEC, sino que será un complemento que permita atender áreas sensibles —como el reconocimiento de migrantes, la coordinación en seguridad fronteriza y la defensa de sectores vulnerables— con un enfoque más amplio . Sin embargo, es preciso evaluar si la estrategia de simultaneidad —hacer frente a aranceles al tiempo que se estrechan vínculos en otros frentes— resulta eficaz o podría diluir la fuerza de las negociaciones.
En el contexto global, la postura de México refleja una respuesta proactiva ante políticas comerciales cada vez más proteccionistas, pero deberá demostrar que su diplomacia técnica puede traducirse en logros tangibles: mitigación de aranceles, diversificación real de mercados y beneficios concretos para productores nacionales.