Un hallazgo reciente del Telescopio Espacial James Webb (JWST) podría confirmar la existencia de uno de los objetos más misteriosos del cosmos: las enanas oscuras. Propuestas en 2007 por la cosmóloga Katherine Freese, estas estrellas hipotéticas estarían formadas no solo de hidrógeno y helio, sino también de materia oscura, un componente invisible que constituye el 85% de la materia del universo y cuya naturaleza aún se desconoce.
La clave de estas estrellas sería su fuente de energía: la aniquilación de partículas de materia oscura en lugar de la tradicional fusión nuclear. Esta teoría, por años relegada al terreno matemático, ha ganado fuerza gracias a observaciones que sugieren que algunas enanas marrones —estrellas fallidas con masa insuficiente para sostener reacciones de fusión— podrían transformarse en enanas oscuras al capturar y acumular materia oscura en su núcleo.
La concentración de esta materia, especialmente del tipo WIMP (partículas masivas de interacción débil), provocaría reacciones que generan calor, pero no luz, una firma distintiva que el JWST puede detectar. Además, la presencia elevada del isótopo litio-7 en estos objetos sería otra pista para distinguirlas de las enanas marrones convencionales.
De confirmarse, este descubrimiento no solo validaría una teoría de casi dos décadas, sino que reconfiguraría la comprensión de la formación estelar y del papel oculto de la materia oscura en la evolución del universo.