Ousmane Dembélé parte como el favorito al Balón de Oro 2024-25 tras una temporada histórica con el PSG, campeón de Ligue 1, Champions League y Copa de Francia. Con 29 goles y 12 asistencias entre todas las competiciones, su rendimiento fue decisivo, especialmente tras su reconversión como delantero centro. A pesar de acumular menos minutos que sus competidores directos, su eficiencia por minuto fue la más alta del mundo. Pero ¿realmente no hay debate?
Desde un enfoque más crítico y estadístico, al menos tres nombres más emergen como candidatos legítimos:
- Mohamed Salah sumó 54 goles y asistencias en la Premier League, la liga más exigente del mundo. Aunque sus cifras bajan al ajustar por penaltis y calidad de ocasiones, su impacto global en el Liverpool fue mayor que el de cualquier otro jugador en su equipo.
- Raphinha, quien terminó como el atacante más productivo tras ajustes por penales y xA (asistencias esperadas), fue también pieza clave del esquema de presión del FC Barcelona. Aportó más que Yamal tanto en goles como en influencia táctica.
- Achraf Hakimi, lateral derecho del PSG, no solo fue el defensa más productivo de Europa, sino que aventajó ampliamente a sus pares en creación ofensiva sin descuidar su labor defensiva. Si el criterio fuese el valor diferencial por posición, Hakimi sería el mejor del mundo en la 2024-25.
Dembélé brilla por ser el mejor jugador del mejor equipo, pero la narrativa no es sinónimo de justicia. Si el criterio fuera el impacto puro, minutos jugados o aporte táctico, Salah, Raphinha y Hakimi merecen ser considerados al mismo nivel.