Este domingo 20 de julio, decenas de habitantes originarios, jóvenes y residentes de la zona sur de la Ciudad de México se movilizaron desde la estación Fuentes Brotantes del Metrobús, en Tlalpan, para protestar por el avance de la gentrificación que amenaza su permanencia en barrios tradicionales . La columna avanzó por Insurgentes Sur hasta El Caminero, articulando un recorrido que abarcaría Santa Úrsula Xitla, La Fama y Camisetas.
La protesta, convocada por colectivos vecinales y pueblos originarios bajo la consigna de preservación comunitaria, visibilizó el impacto del encarecimiento inmobiliario, la turistificación creciente y la presión de megaproyectos como el desarrollo Fuentes Brotantes 134 . A lo largo del trayecto, se registraron pintas y afectaciones menores en estaciones de transporte, pero autoridades capitalinas desplegaron un operativo de seguridad sin uso de armas, aunque sí con cerco y encapsulamiento preventivo .
Hacia el final, aproximadamente 600 participantes llegaron a Ciudad Universitaria, donde un grupo se apartó del contingente, causando destrozos en el MUAC y casetas de vigilancia. La UNAM rechazó estos actos y anunció acciones legales . La Secretaría de Gobierno, con César Cravioto, reportó saldo blanco y reafirmó el respeto al derecho a manifestarse, sin lesionados mayores .
Aunque la movilización logra evidenciar un fenómeno urgente —la pérdida de acceso a la vivienda digna— el daño a espacios culturales arrastra el debate hacia la legitimidad de métodos. El reto actual es traducir el reclamo en propuestas urbanas reales: una ley inquilinaria justa, control de desarrollos privados y políticas habitacionales comunitarias.