Los secretos detrás de la construcción de las pirámides egipcias siguen desconcertando a la comunidad científica, pero recientes investigaciones ofrecen nuevas pistas que podrían transformar nuestra comprensión del antiguo Egipto. En 2023, durante el 13º Congreso de Egiptólogos, se presentó un hallazgo clave: una antigua rama seca del Nilo —denominada “Ahramat”— en la región de Giza, que pudo haber sido utilizada para transportar materiales pesados mediante canales.
Un año después, un estudio preliminar publicado en Plos One señaló que la pirámide escalonada de Zóser, en Saqqara, pudo haberse construido utilizando tecnología hidráulica hace unos 4,500 años. Dirigido por el investigador Xavier Landreau, el estudio sugiere que corrientes provenientes de cuencas hidrográficas cercanas fueron canalizadas a través de sistemas de sedimentación y filtración que posibilitaron el uso eficiente del agua en las obras.
La teoría más innovadora plantea que la presión hidráulica pudo haber impulsado bloques de piedra desde el interior de la pirámide hacia niveles superiores, emulando el comportamiento de un “volcán de piedra”. Esta propuesta desafía las hipótesis tradicionales centradas en rampas externas o grúas primitivas.
Además, otro equipo de investigadores italianos afirma haber detectado un posible sistema de estructuras subterráneas bajo la pirámide de Kefrén, aunque estos hallazgos aún carecen de revisión académica y han alimentado especulaciones infundadas sobre ciudades ocultas.
Estos descubrimientos invitan a replantear la narrativa sobre la ingeniería egipcia, abriendo nuevas líneas de estudio sobre la sofisticación tecnológica del mundo antiguo.