La industria automotriz europea y los consumidores estadounidenses enfrentan una nueva etapa de incertidumbre, ya que un decreto ejecutivo del presidente Donald Trump para reducir los aranceles a los automóviles y autopartes de la Unión Europea se ha retrasado. Esta demora mantiene en vigor la tarifa actual del 27.5% sobre vehículos importados como los BMW, Mercedes-Benz y Volvo, en lugar de reducirla al 15% que se había acordado previamente en negociaciones con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El retraso se produce a pesar de que el 31 de julio se emitió un decreto ejecutivo que establecía una tarifa base del 15% para productos de la UE, pero que excluyó específicamente a aquellos sujetos a investigaciones de la Sección 232, como los automóviles. Este movimiento estratégico ha dejado a la industria automotriz en vilo, mientras que otros sectores, como el de farmacéuticos y semiconductores, ya ven la implementación del nuevo arancel del 15%.
Este panorama resalta la naturaleza compleja y fragmentada de la política comercial actual, donde los acuerdos se implementan por etapas y pueden estar sujetos a cambios de último minuto. La decisión de Trump de retrasar la reducción de aranceles a los autos, que son un componente clave del comercio transatlántico, genera críticas y desconfianza. A pesar de los avances en otras áreas, esta demora sugiere que las tensiones comerciales siguen latentes y que la protección de la industria nacional de EE. UU. sigue siendo una prioridad, incluso a expensas de acuerdos ya negociados.