Terence Crawford, a sus 38 años, asumirá el reto más grande de su carrera al subir dos categorías para enfrentar a Saúl “Canelo” Álvarez, campeón indiscutido y uno de los boxeadores más dominantes de la última década. Más allá del prestigio del mexicano, el desafío radica en la diferencia física: 14 libras respecto a su última división y, posiblemente, más de 20 libras menos que Canelo el día de la pelea tras la rehidratación.
La historia del boxeo muestra riesgos claros. Amir Khan, Guillermo Rigondeaux, Juan Manuel Márquez y Mikey García fracasaron al subir dos divisiones, volviéndose sombras de su mejor versión. Para evitar ese destino, Crawford puede inspirarse en tres casos clave:
- Sugar Ray Leonard vs. Marvin Hagler (1987): Leonard impuso condiciones favorables (ring amplio, guantes más grandes y 12 asaltos), utilizó movilidad constante, alternó intercambios y evitó caer en el juego físico del rival.
- Manny Pacquiao vs. Oscar De La Hoya (2008): El equipo del filipino priorizó mantener velocidad y fortaleza al subir de peso, sin obsesionarse con igualar físicamente al rival. La clave fue encontrar el peso óptimo para no perder ventajas naturales.
- Adrien Broner vs. Paulie Malignaggi (2013): Broner mostró que, incluso con desventaja de experiencia en la división, una defensa sólida y golpes precisos pueden neutralizar el volumen del oponente.
Crawford deberá decidir si sacrificar masa para preservar velocidad o ganar peso para resistir la potencia de Canelo. Su éxito dependerá de combinar inteligencia táctica, preparación física y disciplina para imponer su estilo antes de que la diferencia de fuerza se vuelva determinante.
