En la rueda de prensa posterior al triunfo del Paris Saint-Germain sobre el Tottenham en la Supercopa de Europa, Luis Enrique reconoció abiertamente que el resultado fue discutible: aunque el equipo remontó un 0-2 en los minutos finales y se impuso en los penales, afirmó que “no sé si el resultado es justo, pero así es el fútbol”. Esta frase revela una mirada honesta sobre la intensidad del partido y el mérito del rival, sin ceder al triunfalismo.
Además, el entrenador asumió la plena responsabilidad por dejar fuera al experimentado Gianluigi Donnarumma, explicando que la decisión se basó en buscar un perfil específico bajo los tres palos y no en aspectos extradeportivos. Esa apuesta encontró respaldo en el debut del joven Lucas Chevalier: el arquero, titular en lugar de Donnarumma, fue clave en la tanda de penales y recibió elogios por su temple bajo presión y rendimiento decisivo.
En conjunto, estas declaraciones ilustran un estilo de liderazgo que prioriza argumentos futbolísticos y responsabilidad técnica. Luis Enrique no solo celebra el título, sino que se muestra consciente de las complejidades del triunfo y de las decisiones difíciles que implican gestionar un plantel de elite. Su enfoque crítico y transparente aporta credibilidad a una victoria que, si bien exultante, no estuvo exenta de cuestionamientos.