Europa se encuentra inmersa en una profunda batalla por su futuro energético, donde la principal disputa en torno a la energía nuclear ya no es la seguridad, sino su viabilidad económica. El debate se centra en si esta fuente de energía debe recibir subvenciones masivas para poder competir con las energías renovables, una discusión que ha polarizado a los países de la Unión Europea.
Un bloque de naciones, liderado por Francia, defiende la tesis de que la energía nuclear es esencial para alcanzar los objetivos climáticos del continente. Argumentan que, al ser una fuente de energía confiable y con bajas emisiones de carbono, justifica el apoyo financiero público para la construcción de nuevos reactores y el mantenimiento de los existentes. Su objetivo es asegurar un lugar de privilegio para la energía nuclear en la transición energética.
En el lado opuesto, países como Alemania y Austria se oponen firmemente a esta idea. Señalan que la energía nuclear es una de las opciones más caras para generar electricidad, y que sin el respaldo de subsidios gubernamentales, no podría competir en el mercado. Consideran que el dinero público debería destinarse a tecnologías más baratas y eficientes, como la energía eólica y solar.
La situación actual subraya un dilema crítico para Europa. La «batalla de los megavatios y las subvenciones» pone en evidencia que, a pesar de la urgencia climática, el alto costo de la energía nuclear representa un obstáculo financiero significativo. El resultado de este debate definirá no solo la matriz energética del continente, sino también el destino de miles de millones de euros en fondos públicos.