21 de agosto de 2025 4:10 am
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OPINIÓN

El Tláloc del museo de Antropología

Si hablamos del Tláloc del Museo Nacional de Antropología e Historia, todo mundo sabe a qué nos referimos y sacarán de su memoria la imagen del monolito de 168 toneladas que adorna la entrada del museo...

El pasado 10 de agosto de 2025 se registró en la Ciudad de México la lluvia más intensa desde 1952, y mucha gente habla de Tláloc el dios de la lluvia.

Tláloc está relacionado más bien con la lluvia fértil (cuando es moderada y benéfica) o con la destrucción (cuando es torrencial y tempestuosa) que puede ocasionar inundaciones y muerte.

En la mitología azteca se le ubica como el que reinaba en el Tlálocan: dios del trueno y el relámpago. Pero más que un dios Tláloc es en náhuatl el fenómeno de la lluvia. Las raíces etimológicas de la palabra Tláloc son Tlali = tierra y Octli = néctar. Entonces Tláloc es el néctar de la tierra; es decir la lluvia.

En el texto sobre Tláloc de Mark Cartwright y traducido por Ritchie R. R. Chaidez, publicado el 21 agosto 2013 leemos: Tláloc, Nacido durante la Creación cuando Quetzalcóatl y Huitzilpochtli (o en algunas versiones Tezcatlipoca) desmembraron al monstuo reptiliano Cipactli, Tláloc fue asociado con cual condición metereológica relacionado con agua como la lluvia, nubes, tormentas, inundaciones, relámpago, nieve, hielo, e incluso sequías.

Si hablamos del Tláloc del Museo Nacional de Antropología e Historia, todo mundo sabe a qué nos referimos y sacarán de su memoria la imagen del monolito de 168 toneladas que adorna la entrada del museo, ubicado en la avenida Paseo de la Reforma en el Bosque de Chapultepec.

Lo que pocos saben es que fuimos engañados por décadas. ¡sí! esa escultura (inconclusa, por cierto) no es Tláloc, ni nunca lo fue; literalmente nos dieron gato por liebre y las autoridades lo saben desde hace tiempo, pero no hablan mucho de ello.

En abril del año pasado se cumplieron 50 años de que esa enorme piedra “adorna” (es un decir) el museo de Antropología.

Los pobladores de Coatlinchán, Estado de México la llamaban “la piedra de los tecomates”, nunca se refirieron a ella como Tláloc.

De un magnífico artículo del periodista Armando Ponce, obtenemos la siguiente información: En una publicación de Leopoldo Bartres, de 1910, relata sobre “Un monolito a medio labrar, de unos siete metros de alto, sin sacar de la roca madre” y muestra un dibujo. La piedra es probablemente de la época teotihuacana, (no azteca). Se determinó, sin estar seguros del todo, que se trataba de Tláloc (no había suficientes elementos iconográficos para aseverarlo). Tiene falda, pero se duda si es masculino o femenino. Algunos opinaron que podría tratarse de la Diosa del Agua Corriente, Chalchiuhtlicue, hermana de Tláloc, no había certeza. Presumiblemente los teotihuacanos la esculpieron, y la dejaron inconclusa, tal vez convencidos de que no podrían transportarla.

¿Qué dice la placa de bronce que está a los pies de la estatua?

“Este monolito fue encontrado en las estribaciones del pueblo de Coatlinchan, Estado de México, cuyos habitantes lo donaron generosamente a este museo el1964. La monumental escultura está inconclusa y representa a la deidad del agua, elemento fundamental en la vida de los habitantes de Teotihuacán, urbe dedicada a la agricultura cuyos habitantes la esculpieron.  Cultura Teotihuacana. Época Clásica (100 a 850 d. C.)”

Nótese que en ningún punto se menciona la palabra Tláloc. Dice solamente “deidad del agua”.

En la Guía Esencial del Museo Nacional de Antropología, la que se recomienda como la más autorizada en la tienda del recinto (Conaculta-INAH/Ed. Raíces, 1999), un hermoso libro, se lee junto a la foto del coloso: «A su llegada al Museo, el visitante se encontrará con la imponente escultura de piedra conocida como Tláloc, la cual en realidad es una diosa del agua, Chalchiuhtlicue, procedente de Coatlinchan, Estado de México.»

En fin: lo que siempre nos han dicho que es Tláloc, y lo hemos creído es en realidad la diosa Chalchiuhtlicue, deidad del agua.

Así las cosas.

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