México y Brasil refuerzan su colaboración en el sector de biocombustibles, articulando esfuerzos que combinan innovación normativa con intercambio técnico. En México, la Secretaría de Energía ha iniciado diálogos con el embajador brasileño en el contexto de la nueva Ley de Biocombustibles, promulgada en marzo de 2025, la cual busca fomentar su producción y uso mediante incentivos financieros y una regulación más robusta, cuyo reglamento debe ser emitido antes de mediados de septiembre
Por su parte, Brasil consolidó sus avances el año pasado con la Ley del Combustible del Futuro, que amplía las mezclas de etanol en gasolina hasta un 35 %, fomenta biocombustibles sostenibles para aviación (SAF), diésel verde y biometano, además de impulsar un marco técnico y financiero para descarbonizar el transporte.Estas medidas coinciden con la apuesta de Brasil como potencia global en biocombustibles—con una historia consolidada en etanol de caña y programas de transporte flex—y posicionan a México para fortalecer su cadena de producción, aprovechando cultivos estratégicos como maíz y caña.
La colaboración técnica con Brasil podría acelerar el desarrollo del sector mexicano. Sin embargo, el verdadero desafío radica en traducir este impulso legislativo y diplomático en inversiones productivas, infraestructura industrial, políticas agrícolas claras y políticas ambientales que garanticen tanto sustentabilidad como competitividad.