El iceberg A23a, que una vez fue reconocido como el más grande del planeta, está en proceso acelerado de desintegración. Situado cerca de la isla Georgia del Sur y desplazado por corrientes oceánicas más cálidas, ha perdido más del 80 % de su masa desde mayo. Originalmente, su superficie alcanzaba los 1 418 millas cuadradas (equivalente al tamaño de Rhode Island); ahora mide apenas 656 millas, aproximadamente un quinto de su tamaño anterior.
Este gigantesco iceberg, que se desprendió de la plataforma de hielo Filchner-Ronne en 1986, permaneció durante décadas encallado en el fondo marino antes de iniciar su lento viaje hacia el norte en 2020. A23a, apodado la “reina de los icebergs”, comenzó a fragmentarse significativamente al ser arrastrada por la poderosa corriente circumpolar antártica, lo que ha provocado el desprendimiento de grandes bloques de hielo que ahora flotan en derredor.
Este fenómeno ha provocado que A23a pierda el rango del iceberg más grande en circulación, cediendo ese título al iceberg D15a, que actualmente supera a A23a en tamaño. Además, investigadores como Ted Scambos y Andrew Meijers anticipan que la disgregación continuará acelerándose durante la primavera y verano antárticos, y que el iceberg podría desmoronarse completamente, quizás de manera abrupta, antes de finales de 2025.
Aunque los icebergs flotantes no elevan directamente el nivel del mar, su descomposición libera presión sobre las plataformas de hielo continentales, lo que podría desencadenar el flujo acelerado de glaciares terrestres al océano, contribuyendo así al aumento del nivel del mar a largo plazo.