En Estados Unidos, el sistema de emergencias 911 enfrenta una crisis silenciosa: hasta el 60% de las llamadas recibidas no corresponden a emergencias reales. Quejas vecinales, reportes de objetos perdidos o simples bromas saturan la línea, alargando los tiempos de respuesta y poniendo en riesgo a quienes realmente necesitan atención inmediata. Se estima que, en ciertos casos, los tiempos de espera pueden alcanzar los 45 minutos, un retraso que en situaciones de vida o muerte resulta inaceptable.
Ante esta problemática, surgió Aurelian, un sistema basado en inteligencia artificial creado por Max Keenan. Originalmente diseñado para automatizar reservas en negocios, la plataforma fue adaptada para reconocer patrones en llamadas y determinar su nivel de urgencia. Así, puede adelantar en la fila a quienes requieren la intervención inmediata de paramédicos o policías, mientras que los reportes menores son clasificados y enviados a las dependencias correspondientes sin bloquear a los operadores.
Desde su implementación en 2024, al menos doce centros de emergencia en estados como Washington, Tennessee y Michigan han adoptado Aurelian. Los resultados son alentadores: se reporta una reducción de hasta tres horas diarias en llamadas no prioritarias, lo que permite al personal concentrarse en emergencias críticas y disminuir el desgaste laboral.
Si bien el uso de IA no sustituye al juicio humano, sí representa un paso clave para aliviar la saturación del 911. La apuesta ahora es comprobar si esta innovación tecnológica puede consolidarse como una herramienta confiable en un ámbito donde los errores pueden costar vidas.