Guyana, un pequeño país suramericano con las mayores reservas de petróleo per cápita del mundo, se encuentra atrapado entre la disputa territorial con Venezuela por la región del Esequibo y el respaldo de Estados Unidos, que ha intensificado su presencia en la zona. La compañía ExxonMobil, que lidera la explotación petrolera en aguas guyanesas, se ha convertido en un actor clave en este triángulo de tensiones diplomáticas, económicas y militares.
El Esequibo, una extensa zona rica en minerales y recursos naturales, ha sido motivo de conflicto entre Guyana y Venezuela desde hace décadas. Aunque Georgetown defiende que sus fronteras fueron establecidas en 1899 por el Laudo Arbitral de París, Caracas insiste en que el territorio le pertenece desde su época como colonia española. En 2023, el presidente venezolano Nicolás Maduro organizó un referendo para reforzar su postura, y este año designó un gobernador y diputados para un territorio que aún no controla.
La creciente presión venezolana ha llevado a Guyana a estrechar lazos con Estados Unidos, país que ha reiterado su respaldo a Georgetown. El secretario de Estado estadounidense Marco Rubio advirtió que cualquier ataque contra Guyana o contra empresas estadounidenses como ExxonMobil tendría graves consecuencias. Esta alianza ha sido vista como una estrategia pragmática de Guyana, que, consciente de su menor capacidad militar, apuesta por el apoyo político y estratégico de Washington.