El gobierno de Sudán del Sur anunció la repatriación de Jesús Muñoz Gutiérrez, ciudadano mexicano que fue enviado por error a ese país africano por autoridades migratorias de Estados Unidos. Muñoz, condenado a cadena perpetua por asesinato, formaba parte de un grupo de ocho hombres deportados a Sudán del Sur, a pesar de que solo uno de ellos era realmente originario de ese país.
De acuerdo con el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores sursudanés, Muñoz fue entregado al embajador designado de México, Alejandro Estivill Castro, quien llegó a la capital, Juba, para recibirlo. La entrega, realizada el pasado viernes, se llevó a cabo bajo condiciones que garantizaron el respeto a los derechos humanos del detenido. México, por su parte, se comprometió a no someter al repatriado a torturas ni tratos degradantes.
Durante su breve estadía en Juba, Muñoz declaró a medios locales que fue «secuestrado» por el gobierno estadounidense, al haber sido deportado al país equivocado. “Debían enviarme a México, pero cometieron un error y terminé en Sudán del Sur”, comentó visiblemente afectado. Esta situación resalta los riesgos y deficiencias de las políticas de deportación implementadas por el presidente Donald Trump, quien ha intensificado estas medidas desde su regreso al poder en enero.
Los otros siete hombres enviados junto con Muñoz incluyen a dos ciudadanos cubanos, dos birmanos, un vietnamita, un laosiano y un sursudanés. Las autoridades africanas aseguraron que están en diálogo con los gobiernos correspondientes para gestionar su retorno. El caso de Jesús Muñoz evidencia no solo las fallas en la ejecución de las deportaciones, sino también el impacto humanitario de decisiones apresuradas bajo una agenda migratoria más estricta.