Rusia llevó a cabo este domingo el ataque aéreo más intenso desde que comenzó su invasión a Ucrania en 2022, con una ofensiva masiva de drones y misiles que alcanzó directamente la sede del gobierno ucraniano en Kiev. El edificio, donde se reúne el consejo de ministros, sufrió daños severos en el techo y pisos superiores, provocando un incendio que fue atendido por helicópteros y equipos de emergencia.
La primera ministra de Ucrania, Yulia Sviridenko, confirmó el impacto sobre la estructura gubernamental, calificándolo como el primero de esta magnitud desde el inicio del conflicto. “Reconstruiremos los edificios, pero no podemos recuperar las vidas perdidas”, expresó, denunciando el constante terror que vive la población civil a causa de los ataques rusos.
De acuerdo con la fuerza aérea ucraniana, más de 800 drones y misiles fueron lanzados durante la noche, de los cuales al menos 747 fueron interceptados. Sin embargo, el bombardeo dejó un saldo de al menos cinco muertos y decenas de heridos, incluyendo un trágico caso en el que un bebé perdió la vida cuando un misil impactó un edificio residencial de nueve pisos en el oeste de Kiev.
El ataque también afectó otras regiones del país. En Dnipropetrovsk, un hombre de 54 años falleció, mientras que en Zaporiyia y Sumi se reportaron otras dos muertes. La escalada de violencia ocurre poco después de que varios países europeos, como Francia y Reino Unido, manifestaran su intención de enviar tropas para garantizar un futuro acuerdo de paz en Ucrania, una medida rechazada por Moscú, que advirtió que considerará a esas fuerzas como objetivos legítimos.
El conflicto, que ya suma más de tres años y medio, ha provocado decenas de miles de muertes y el desplazamiento de millones de ucranianos. Con aproximadamente el 20% del territorio ucraniano bajo control ruso, la guerra sigue siendo el enfrentamiento más sangriento en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.