Google Cloud ha anunciado la eliminación de las tarifas de transferencia de datos para clientes que deseen migrar sus cargas de trabajo fuera de su plataforma en la Unión Europea y el Reino Unido. La decisión, que se aplica a todas las empresas y es parte de un cambio estratégico, busca posicionar a Google como un defensor de la portabilidad de datos y la competencia en el mercado de la nube. La medida responde a una serie de regulaciones, como la Ley de Datos de la UE, que busca reducir los costos para las empresas que quieren cambiar de proveedor y frenar el poder de los grandes gigantes tecnológicos.
La acción de Google es, en esencia, una jugada competitiva. Los analistas del sector señalan que, al eliminar estas barreras, la empresa ejerce una presión considerable sobre sus rivales, como Amazon Web Services (AWS) y Microsoft Azure, para que sigan su ejemplo. Estas compañías han sido objeto de críticas y de investigaciones por los elevados costos de transferir datos, una práctica que ha sido percibida como una forma de retener a los clientes y de crear un «bloqueo» en el ecosistema.
Si bien la medida beneficia directamente a los clientes, también tiene una dimensión regulatoria. Al actuar de forma proactiva, Google busca alinearse con los objetivos de la UE y adelantarse a posibles multas o acciones antimonopolio. El movimiento de Google Cloud no solo busca clientes, sino que también busca influencia en un mercado en el que la regulación y la tecnología están redefiniendo las reglas de juego.