El empresario Fernando Chico Pardo, conocido por su participación en sectores clave como aeropuertos y puertos, adquirió el 25% de Banamex, en lo que se presenta como un movimiento estratégico de largo plazo. La transacción, anunciada este miércoles, fue recibida con entusiasmo por la institución bancaria, que destacó la “visión estratégica y compromiso con México” del nuevo socio.
No obstante, el anuncio también abre una discusión sobre la concentración de poder económico en manos de un grupo reducido de empresarios. Si bien Banamex subrayó que la operación fortalece su estrategia de digitalización y crecimiento, críticos apuntan a la necesidad de mantener la independencia de la institución frente a intereses privados, especialmente cuando aún está en proceso la desinversión de Citi y persisten factores regulatorios pendientes.
Chico Pardo, con amplia trayectoria en el ámbito financiero e infraestructura, aseguró que su participación busca reforzar la transformación digital del banco y posicionarlo como referente en el sistema financiero mexicano. Enfatizó además la importancia histórica de Banamex en el apoyo a la economía nacional, comprometiéndose a impulsar su expansión y consolidación.
Aun así, la operación genera preguntas legítimas: ¿qué significa que un solo empresario concentre tal porcentaje de acciones en una institución emblemática? ¿Se privilegiará la visión de largo plazo y el interés colectivo o prevalecerá la búsqueda de rentabilidad inmediata?
Con un sector financiero marcado por la necesidad de modernización, regulación estricta y retos de confianza, la participación de Chico Pardo representa tanto una oportunidad como un riesgo. El tiempo, junto con la vigilancia de autoridades y clientes, será determinante para evaluar si esta apuesta fortalece verdaderamente al sistema bancario mexicano o concentra aún más poder en pocas manos.