Colombia registró una inflación de 0.32% en septiembre, superando las estimaciones del mercado y llevando la tasa interanual al 5.18%, su nivel más alto en siete meses. Este repunte inesperado, impulsado principalmente por el alza en los precios de las comunicaciones y la educación, aleja aún más al país de la meta de inflación del Banco Central (BanRep), fijada en 3%. Las proyecciones de los analistas indican que 2025 podría ser el quinto año consecutivo en que Colombia incumple su objetivo, con expectativas de cierre en el 5.03%.
Este contexto inflacionario persistente crea un profundo dilema para el BanRep. La institución ha mantenido su tasa de interés de referencia en 9.25% desde abril, temiendo que una relajación prematura de la política monetaria desestabilice el peso y reavive la inflación. Sin embargo, el alto costo del crédito podría frenar el crecimiento económico, un riesgo que el banco debe sopesar. La persistencia de los precios altos impacta directamente en el poder adquisitivo de los hogares, especialmente en los alimentos y servicios básicos.
La situación es un recordatorio de que la batalla contra la inflación no ha terminado. La gestión del BanRep será crucial en los próximos meses. La institución debe encontrar el punto de equilibrio para asegurar la estabilidad de precios sin ahogar el crecimiento, una tarea que se complica con la presión de un mercado que ya se impacienta por una baja de tasas.