El escritor peruano Mario Vargas Llosa, fallecido el 13 de abril de 2025 a los 89 años, recibió un emotivo homenaje póstumo en París este martes. El evento, celebrado en la Maison de l’Amérique Latine, recordó la profunda relación del autor con Francia, un país que consideraba su segundo hogar. Vargas Llosa, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2010, vivió muchos años en París, donde solía decir que «se hizo escritor».
Amin Maalouf, secretario perpetuo de la Academia Francesa, destacó la valentía y coherencia del escritor, calificándolo como un «hombre excepcional» que siempre luchó por sus ideales sin temor. En el acto, los hijos de Vargas Llosa, Álvaro y Gonzalo, compartieron anécdotas inéditas sobre los últimos meses de vida del autor, incluyendo su deterioro físico y cognitivo, y cómo establecieron un «ritual diario» para recordar lugares emblemáticos de Lima, inspiradores de sus novelas.
Álvaro recordó que, a pesar de sus dificultades, su padre seguía mostrando interés por la literatura, especialmente por la poesía en francés. En un emotivo momento, le leyó versos de «Le bateau ivre» de Rimbaud, lo que provocó una profunda emoción en el escritor, quien, aunque no recordaba las palabras, sí evocó el ritmo de los versos.
Vargas Llosa, conocido por obras como La ciudad y los perros y Conversación en La Catedral, fue reconocido con múltiples premios, incluyendo el Cervantes y el Príncipe de Asturias, dejando un legado literario y cultural imborrable.