El gobierno de Estados Unidos, a través de Kevin Hassett, director del National Economic Council, informó que por el momento no se prevé la imposición de nuevos aranceles a Colombia. La decisión llega en un contexto de tensiones bilaterales, tras acusaciones de la Casa Blanca contra el presidente colombiano Gustavo Petro, señalado de no frenar de manera efectiva la producción de drogas ilícitas.
Como medida preventiva, Estados Unidos suspendió temporalmente la ayuda económica destinada a la lucha contra el narcotráfico, describiéndola como «una estafa a largo plazo». Aun así, Hassett indicó que la administración mantiene abiertas diversas opciones antes de tomar decisiones que podrían afectar las relaciones comerciales.
Para Colombia, esta situación implica tanto un riesgo como una oportunidad. La suspensión de la ayuda podría debilitar la capacidad del país para controlar cultivos ilícitos, mientras que la posibilidad de futuros aranceles genera incertidumbre entre los exportadores, especialmente en sectores estratégicos como café, flores y petróleo. Sin embargo, la ausencia de medidas concretas permite espacio para la negociación y ajustes en políticas públicas que eviten un deterioro mayor de la relación bilateral.
Estados Unidos representa el principal socio comercial de Colombia, con exportaciones que alcanzaron los 14,335 millones de dólares el año pasado. La atención ahora se centra en los próximos pasos diplomáticos y económicos que podrían redefinir el comercio bilateral.







