Petróleos Mexicanos (Pemex), la petrolera estatal más endeudada del mundo, anunció que buscará la regularización completa de los pagos a sus proveedores y contratistas en 2026. Este compromiso surge en medio de una crisis de liquidez y una deuda acumulada con el sector privado que supera los 431 mil millones de pesos (casi $23 mil millones de dólares), un monto que ha sido calificado como «sin precedentes» y que afecta a la cadena de suministro en el sur petrolero de México.
La deuda, que se ha incrementado significativamente en años recientes, ha generado una crisis en estados como Veracruz y Tabasco, provocando el cierre de negocios y la amenaza de despidos masivos en empresas de servicios especializados (navieras, mantenimiento y perforación).
El director general de Pemex, Víctor Rodríguez, aseguró ante legisladores que la empresa ha logrado reducir la deuda a la mitad en el último año gracias a un nuevo esquema financiero respaldado por el gobierno federal. Este mecanismo incluye una partida presupuestaria de más de $263 mil millones de pesos para el pago de amortizaciones de deuda y la revisión de cuentas a través de la banca de desarrollo (Banobras).
Críticamente, aunque el gobierno busca con estas transferencias sanear el balance financiero de Pemex y evitar un impacto directo en el déficit, los analistas señalan que el apoyo fiscal incrementa la carga para el erario. La estrategia de la nueva administración es consolidar a Pemex como eje de la política energética, pero el éxito a largo plazo dependerá de que la petrolera mejore su eficiencia operativa y rentabilidad, y no de un rescate financiero constante.







