La semana del 20 al 24 de octubre estuvo marcada por una combinación de datos macroeconómicos internos alentadores en México y una renovada incertidumbre geopolítica en Norteamérica. El dato económico más relevante fue la desaceleración de la inflación anual en México, que cayó a 3.63% en la primera quincena de octubre. Este registro, por debajo de la lectura anterior, alimenta las expectativas de que el Banco de México (Banxico) podría continuar con su ciclo de recortes en la tasa de interés (actualmente en 7.5%), buscando dar impulso a la actividad económica.
Sin embargo, el panorama se complica por la elevada tensión comercial con Estados Unidos y Canadá. La amenaza de aranceles y la falta de claridad en la política comercial de EE. UU. siguen siendo el principal factor de riesgo externo para la economía mexicana. El mercado sigue con atención las negociaciones, pues un endurecimiento de las tarifas podría afectar al peso y al sector exportador, que es un motor de la economía.
A nivel global, la semana reflejó una doble vulnerabilidad. Por un lado, la parálisis del gobierno federal en EE. UU. ha generado un déficit de datos económicos clave y ha provocado pérdidas millonarias en el sector de viajes. Por otro lado, la zona euro ha mostrado señales de estancamiento, con una fuerte contracción en la producción industrial.
Críticamente, aunque los mercados bursátiles globales cerraron con ganancias, impulsados por la expectativa de un «aterrizaje suave» en EE. UU., la incertidumbre sigue siendo la «nueva normalidad». Los inversores y empresarios deben equilibrar el optimismo por la desaceleración inflacionaria de México con los riesgos ineludibles derivados de la volatilidad política y los conflictos comerciales internacionales.







