Al cruzar mares e idiomas, Aoife Ní Bhriain y Catrin Finch presentaron en Guanajuato un espectáculo que desafía fronteras musicales y geográficas. Con el arpa galés de Finch y el violín irlandés de Ní Bhriain, el escenario se transformó en un puente entre tradiciones diferentes.
La propuesta incluyó piezas que entrelazaron la sensibilidad del folclore celta con arreglos modernos y colaboraciones inquietantes, demostrando que la fusión cultural puede ser tan sutil como enérgica. La audiencia respondió con entusiasmo a la mezcla de géneros, que sorprendió por su frescura y calidad interpretativa.
En esta actuación, las dos artistas destacaron no sólo por su virtuosismo individual, sino por la química musical que generaron al tocar juntas: sincrónicas, respetuosas del legado y al mismo tiempo innovadoras. Ese diálogo entre trinos del arpa y fraseos del violín capturó la imaginación del público y reafirmó el poder del arte para unir distintos mundos.
Con este cierre, el festival no sólo celebró un concierto más, sino una experiencia que invita a repensar los límites de la música en un entorno que valora lo global sin olvidar lo local.
Mañana les traeremos la apertura con los primeros datos y la reacción de los mercados globales.







