El gobierno del Reino Unido anunció la firma de acuerdos por £6.4 mil millones (≈ US$8.6 mil millones) en comercio e inversión con Arabia Saudita tras la visita de la ministra de Finanzas, Rachel Reeves, a Riad.
Gran parte del monto —£5 mil millones— corresponde a financiamiento a la exportación mediante la entidad estatal UK Export Finance, diseñado para que empresas británicas obtengan contratos saudíes. También incluye inversiones de entidades como Barclays Bank, HSBC Holdings, Aberdeen Investcorp y la firma de inteligencia artificial Quantexa.
Aunque la cifra parece alentadora para un Reino Unido en búsqueda de nuevos mercados tras el Brexit, el volumen representa apenas una fracción del total del comercio bilateral y algunos analistas señalan que los beneficios reales podrían tardar años en materializarse. Además, organizaciones sindicales británicas y grupos de derechos humanos advierten sobre el riesgo de que este tipo de acuerdo refuerce la dependencia de Londres respecto de potencias con historiales cuestionables en materia laboral y de libertades.
El contexto es clave: Arabia Saudita busca diversificar su economía bajo su programa de transformación, mientras el Reino Unido pretende mostrar que sigue “abierto a los negocios”. Sin embargo, el éxito de estos acuerdos dependerá de la capacidad británica para traducir promesas en empleo real, inversiones duraderas y respeto a estándares que no comprometan su reputación internacional.







