El gobierno de los Estados Unidos revocó la aprobación de trece rutas actuales o planificadas operadas por aerolíneas mexicanas —entre ellas Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobus— hacia territorio estadounidense, al tiempo que canceló todos los servicios combinados de pasajeros y carga desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
La decisión, anunciada por el secretario de Transporte, Sean Duffy, se basa en el argumento de que el gobierno mexicano habría “cancelado y congelado vuelos de transportistas estadounidenses durante tres años sin consecuencias”, lo que representa un incumplimiento del acuerdo bilateral de transporte aéreo vigente.
Además de revocar rutas, la orden congela el crecimiento futuro de los llamados “belly cargo” (carga transportada en vuelos de pasajeros) de aerolíneas mexicanas hacia EE. UU., y cancela rutas planificadas entre el AIFA y ciudades estadounidenses como Austin, Chicago, Miami y Los Ángeles.
La relevancia de esta medida es múltiple:
- Representa una ruptura de facto en la conectividad aérea México–Estados Unidos, con implicaciones para el turismo, la carga y los ingresos asociados.
- Refuerza la posición de EE. UU. en materia de “cumplimiento de acuerdos” y competencia en transporte internacional, enviando una señal clara al mercado aeronáutico.
- Para el sector mexicano, la medida plantea riesgos operativos, de competitividad y de reputación, especialmente para las aerolíneas afectadas y para México como hub de conectividad regional.
Desde una perspectiva crítica, conviene destacar que:
- Aunque el argumento estadounidense se basa en el incumplimiento del tratado, la respuesta plantea un escenario de presión comercial que puede derivar en represalias u obstáculos para las aerolíneas mexicanas, más allá del caso puntual.
- Si bien la revocación busca corregir prácticas anticompetitivas, el impacto dependerá de la rapidez con que México y sus aerolíneas puedan negociar la reversión o adaptación del trato, o bien de los costos que enfrentarán mientras tanto.
- Por último, en un contexto donde la conectividad aérea es clave para comercio, inversión y turismo, medidas de este tipo tienen un efecto multiplicador que va más allá de los vuelos cancelados: pueden afectar cadenas logísticas, costos de viaje y el atractivo de operación en México.






