El mercado de la vivienda en el Reino Unido ha mostrado una resiliencia inesperada al registrar un aumento del 0.3% en los precios de las casas durante el mes de octubre, según el último índice de Nationwide Building Society. Este repunte mensual se produce tras un periodo de volatilidad, pero contradice la tendencia general de un crecimiento económico lento y una inflación aún elevada.
La subida de precios es un indicador de la complejidad de las finanzas personales en el Reino Unido. Si bien las tasas hipotecarias han comenzado a disminuir (con tasas fijas a cinco años acercándose al 4.3%), la asequibilidad sigue siendo un desafío crítico. Los compradores primerizos con ingresos medios deben destinar hasta el 35% de su salario neto al pago hipotecario, una cifra muy superior al promedio histórico.
Críticamente, el mercado está siendo impulsado por la fuerte demanda en las zonas rurales y un bajo desempleo, lo que sostiene el poder de compra de los hogares. Sin embargo, la volatilidad se debe también a la incertidumbre fiscal. Los analistas advierten que las posibles medidas tributarias del presupuesto de otoño de la ministra de Finanzas, Rachel Reeves (como un «impuesto a las mansiones»), podrían enfriar la demanda en los próximos meses.
El informe llega en un momento donde el sistema de vivienda defectuoso del Reino Unido cuesta a la economía al menos £1.500 millones de libras esterlinas al año por operaciones fallidas y pérdidas de productividad. El desafío del gobierno sigue siendo aumentar la oferta de vivienda y crear un sistema hipotecario que sea sostenible a largo plazo.







