El Banco Central de Brasil ha optado por la cautela monetaria al decidir, por unanimidad en su Comité de Política Monetaria (Copom), mantener la tasa de interés de referencia (Selic) en el 15% anual. Esta tasa se sitúa en su nivel más alto en casi dos décadas y se congela por segunda reunión consecutiva, a pesar de las presiones del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para una rebaja que impulse el crecimiento económico antes de las próximas elecciones.
La entidad monetaria justificó su decisión por la necesidad de asegurar la convergencia de la inflación al rango objetivo (3% anual). El Banco Central advirtió que la inflación interanual, que cerró septiembre en 5.17%, sigue siendo elevada y por encima del tope de 4.5% fijado para 2025.
Desde una perspectiva crítica, la decisión subraya la tensión constante entre la independencia del Banco Central y la política fiscal del gobierno. El Copom considera que mantener la tasa Selic en un nivel elevado y restrictivo por un «período muy prolongado» es fundamental para consolidar la estabilidad de precios, un diagnóstico que contrasta con la visión del Ejecutivo que reclama más estímulo.
El escenario económico es complejo. Aunque Brasil muestra solidez en su mercado laboral, el crecimiento del PIB se proyecta que se modere en 2026. La incertidumbre externa, derivada de aranceles estadounidenses y la volatilidad geopolítica, añade un factor de riesgo. Los analistas prevén que la tasa Selic se mantenga sin cambios hasta principios de 2026, cuando la inflación muestre señales más claras de alinearse con el objetivo.







